Es la segunda denuncia  interpuesta este mes contra Zara, la marca del grupo español Inditex, por emplear mano de obra en condiciones parecidas a la esclavitud. La Fundación La Alameda y el sindicato CGT han presentado conjuntamente este jueves la denuncia ante la fiscalía antitrata UFASE.

La Alameda (ONG argentina) acaba de interponer otra denuncia en contra del grupo Inditex, la cual ya expresó en un comunicado que «desea que se investigue a fondo cualquier sospecha de irregularidad en la cadena de producción argentina». Inditex, propiedad de Amancio Ortega, el tercer millonario más rico del mundo, dijo que los 60 proveedores que tiene en el país sudamericano «son auditados periódicamente y en los últimos años se han realizado más de 300 auditorías certificadas en sus procesos». También afirmó que «siempre ha manifestado la tolerancia cero ante una situación que atente contra la dignidad del trabajo».

Todo esto suena muy bonito, el problema es que hay unas imágenes captadas por un voluntario de la fundación que se infiltró en un taller como costurero, y las cuales comprometen muy seriamente a la firma. Esto está pasando pocas semanas después de que esta organización y CGT denunciaran otros dos talleres clandestinos, que la Agencia Gubernamental de Control (AGC) del Gobierno porteño decidió clausurar.

LA ONG sostiene que este tercer taller clandestino produce únicamente para Zara y otra marca, Scombro, que ya fue denunciada por la ONG en 2007. Además afirma que el taller trabaja para la empresa textil Karina Kannan SRL, que es proveedora oficial de Zara, pero, según su versión, «sólo oficia de intermediaria entre esas marcas y los talleres clandestinos donde terceriza la producción».

Ese entramado de tercerización habría sido hecho para poder liberar de responsabilidades a la empresa Inditex. Pero esto no fue muy bien pensado, ya que la ley argentina establece que los fabricantes e intermediarios son solidariamente responsables de las condiciones en las que se desarrolla el trabajo a domicilio en estos talleres (ley 12.713 de trabajo a domicilio).

«En el taller filmado se constatan las condiciones de total clandestinidad en la que trabajan, sin habilitación, herméticamente cerrado y en pésimas condiciones de higiene y seguridad donde incluso deambulan niños pequeños entre las máquinas y con una instalación eléctrica precaria», denuncia la ONG.  La mayor parte de los trabajadores empleados en los talleres clandestinos duermen en el mismo lugar donde trabajan durante extenuantes jornadas que a veces llegan a las 12 horas al día o más, seis días a la semana, por un salario mísero (4 pesos argentinos por prenda terminada) que a veces el tallerista no les entrega, con la promesa de retribuirles cuando se vuelvan a su lugar de origen (la mayoría de los empleados provienen de países limítrofes, principalmente Bolivia).

«En el vídeo se puede observar que el proveedor oficial de Zara suele visitar el taller y es consciente perfectamente de las condiciones pésimas de trabajo del mismo, razón por la cual no puede aducir sorpresa»

Inditex ya había enfrentado denuncias similares en Brasil. En 2001 llegó a un acuerdo con el Ministerio de Trabajo de ese país en el que se comprometía a acabar con las «precarias» condiciones de trabajo de sus proveedores y a invertir 1,4 millones de euros en acciones sociales.

La ONG propone que el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial)  incaute la maquinaria para después ponerla al servicio de los trabajadores «rescatados» que deseen establecerse en cooperativas. Esto se ha producido en casos aislados, cuando así lo ha decidido un juez. Lo que se pretende ahora es que la ley determine que la incautación de los bienes se produzca de manera automática.

*** Vía EL País, La Alameda, El Mundo

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