En una actualización que llevaba 28 años sin llevarse a cabo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sacó de su clasificación de enfermedades mentales a la transexualidad e incorporó al “Transtorno del Juego” a la lista. 

Pese a las demandas de la comunidad trans, esta orientación había sido considerada siempre como una enfermedad mental, pero ahora, en la primera actualización de su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) luego de casi tres décadas, ha sido excluida.

Tuvieron que pasar 11 años de intensa lucha para que la OMS decidiera que la transexualidad, considerada como un desorden de identidad de género, saliera de la CIE-11.

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La nueva definición de transexualidad será: “Una incongruencia marcada y persistente entre el género experimentado del individuo y el sexo asignado, que a menudo conduce a un deseo de ‘transición’ para vivir y ser aceptado como una persona del género experimentado a través del tratamiento hormonal, la cirugía u otras prestaciones sanitarias para alinear el cuerpo, tanto como se desee y en la medida de lo posible, con el género experimentado. El diagnóstico no puede asignarse antes del inicio de la pubertad. El comportamiento y las preferencias de género por sí solas no son una base para asignar el diagnóstico”. 

En otras palabras, de acuerdo al Huffington Post, la transexualidad será considerada una “condición relativa a la salud sexual” y se denominará comoincongruencia de género”. 

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La idea es que al mantener a la transexualidad dentro de la clasificación, una persona desee ayuda médica, pueda obtenerla, debido a que en muchos países, si la diagnosis no está incluida en la lista, el sistema sanitario público o privado no reembolsa el tratamiento.

“Queremos que las personas que padecen estas condiciones puedan obtener la ayuda sanitaria cuando la necesiten”, dijo en rueda de prensa el director del departamento de Salud Mental y Abuso de Substancias de la OMS, Shekhar Saxena.

El argumento con el que fue apartada la transexualidad como enfermedad mental es que no hay evidencias de que una persona con un desorden de identidad de género deba tener automáticamente al mismo tiempo un desorden mental, aunque suceda muy a menudo que vaya acompañado de ansiedad o depresión.

Si a las personas con un desorden de identidad de género se las identifica automáticamente como alguien con un desorden mental, en muchos países se les estigmatiza y puede que se les reduzca las oportunidades de buscar ayuda“. 

La actualización del CIE-11 todavía no termina. Falta que sea presentada en la Asamblea Mundial de la Salud el próxximo mayo de 2019 y una vez que sea adoptada por los Gobiernos que son miembros de la OMS, podrá entrar en vigor el 1 de enero del 2022.

Sin duda un gran paso para la diversidad sexual.

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