El viernes 18 de mayo, Dimitrios Pagourtzis de 17 años fue el responsable de un tiroteo dentro de una escuela secundaria en Santa Fe a las afueras de Texas. Con un revólver y una escopeta que eran de su papá de forma legal, el adolescente mató a 10 personas y dejó otros 10 heridos. Esta matanza es la segunda peor del año después del tiroteo en Parkland, Florida que dejó un saldo de 17 personas muertas.

Este tiroteo, sumado al de Texas, se une a la ola de manifestaciones lideradas por alumnos sobrevivientes de Parkland, mismas que abrieron el más grande debate –en muchos años– sobre la violencia, el control de compra y venta de armas y los compromisos del gobierno republicano, con Trump a la cabeza, con la Asociación Nacional del Rifle.

Desde hace más de 20 años, sobre todo después de la Masacre de Columbine a finales de los 90, las autoridades han culpado a los videojuegos y algunas cintas violentas como responsables directos de la histeria alrededor de la violencia entre los jóvenes. Su “lógica” es simple: si un niño entra en contacto con videojuegos agresivos, entonces se estimulará un sentido de violencia. Quizá no sea del todo incorrecto; sin embargo, estamos hablando de niños vulnerables, o bien, la realidad de que en todo el mundo están expuestos a la violencia como forma de entretenimiento. Entonces ¿cuál es la diferencia entre Estados Unidos y el resto de los países?

Andrew Stroehlein, director de medios de Human Rights Watch, escribió un tuit: “Europa tiene: personas con salud mental, niños que toman medicamentos para el ADHD, chicos que han sido rechazados por chicas, escuelas con puertas, videojuegos, películas, música. Europa no tiene: tiroteos escolares cada semana. #ItsTheGunsStupid”.

La respuesta no es tan simple a pesar de estar íntimamente relacionada con el terror como parte de la política de dicho país. Se trata de la industria de las armas y el acceso que la sociedad tiene a ellas. Se trata de la NRA y el dinero que sale de aquí; de partidos políticos; de problemas sociales y culturales como la migración; de ignorancia, racismo, discriminación… pero no.

Ahora, con un tiroteo encima y las exigencias de cambiar las leyes que regulan la compra y venta de armas, Oliver North, próximo presidente de la NRA, acaba de sacar sus propias conclusiones: la violencia no deviene de las armas, sino del consumo de Ritalin. En entrevista con Fox News, North dijo que el control de armas no es la solución –para nada–, sino los estimulantes.

El problema es que estamos tratando los síntomas pero no la enfermedad. La enfermedad, en este caso, no es la Segunda Enmienda (el derecho a tener y usar armas con fines de seguridad). La enfermedad se encuentra en que los jóvenes están inmersos en una cultura de violencia. Han sido drogados en muchos casos. La mayoría de los responsables son hombres y son adolescentes. Han crecido en una sociedad donde la violencia forma parte de la cultura y su día a día. Lo que necesitamos hacer es prender la televisión, ir al cine”, comentó North.

Entonces, ¿se rechaza la idea de que la industria del entretenimiento es la responsable o sus declaraciones apoyan la de sus colegas partidistas? Después del tiroteo en Parkland, Brian Mast, representante de los republicanos en Florida, señaló películas como John Wick y videojuegos como Call of Duty, responsables de la violencia… pero cómo, si Oliver North fue asesor del juego Call of Duty: Black Ops II lanzado en 2012 y aparecía en su versión más joven como teniente coronel.

En la década de los 80, Oliver North se convirtió en un tema a nivel nacional al formar parte de la controversia de Irán-Contra, casi 30 años después, dejó de vender armas a grupos que apoyaban el terrorismo, a vender videojuegos que, según algunos, promueven la violencia con armas.

Luego, dio el remate final al señalar el Ritalin como parte del problema. “Si analizas lo que le ha sucedido a la gente joven, muchos de estos jóvenes han estado medicados con Ritalin desde el jardín de niños”.

Sí, en Estados Unidos existe una cuestión cultural –relacionada al consumismo y capitalismo– alrededor del consumo de fármacos. Take Your Pills, un documental de Netflix dirigido por Alison Klayman, se analiza el consumo de sustancias con prescripción como Ritalin, pero sobre todo Adderall, para sobresalir en un mundo sumamente competitivo. Pero también, como parte de un problema asociado al trastorno de déficit de atención e hiperactividad… no de violencia. 

Además, no hay evidencias de que Dimitrios Pagourtzis estuviera medicado con este tipo de fármacos. Cuando lo capturaron después de que el plan de suicidarse no se llevará a cabo, el joven dijo a la policía que no había matado a algunos de sus compañeros para que contaran su historia… todo pero nada de fármacos, y como el mismo North dijo, falta de televisión y cine.

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