Exactamente hace un año se destapó el escándalo de la operación Lava Jato, el caso de corrupción más grande del que se tenga registro. El Departamento de Justicia de Estados Unidos publicó el 21 de diciembre de 2016 documentos en los que funcionarios de la empresa brasileña Odebrecht aceptaban haber pagado más de 439 millones de dólares en sobornos a gobiernos de doce países (México, Guatemala, República Dominicana, Venezuela, Panamá, Colombia, Ecuador Brasil, Perú, Argentina, Angola y Mozambique) para adjudicarse contratos de obras públicas en estas naciones.
Figuras de todos los niveles han caído después de que se diera a conocer esta investigación. De acuerdo con la organización Mexicanos Contra la Corrupción, desde que la trama fue descubierta, 118 personas han sido condenadas por su relación con el caso.
En Brasil, figuras como Dilma Roussef, Luiz Inácio Lula da Silva y Michel Temer se han visto involucrados en la trama de corrupción. En Colombia, el presidente Juan Manuel Santos ha sido relacionado con dinero de la constructora brasileña. En Panamá, los exmandatarios Martín Torrijos y Ricardo Martinelli enfrentan acusaciones por el caso de corrupción. En El Salvador, se repite la misma historia, la campaña electoral del expresidente Mauricio Funes habría sido pagada por Odebrecht. En Ecuador, el vicepresidente Jorge Glas fue condenado a seis años de cárcel por recibir sobornos millonarios de la empresa.
Estos son apenas algunos de los casos de más alto perfil que se han registrado desde que el Departamento de Justicia dio a conocer esta información. En México, cabe señalar, no se ha tocado a nadie. El nuestro es el único país en donde no se ha avanzado en las averiguaciones.
Más de Odebrecht: el caso peruano…
En julio, un juez dictó una medida de 18 meses de prisión preventiva para el expresidente Ollanta Humala y su esposa por los delitos relacionados con el caso Odebrecht (lavado de activos en detrimento del estado y asociación ilícita para delinquir, relacionados con el mismo caso Odebrecht). El caso se extendió en Perú y también alcanzó al expresidente Alejandro Toledo, quien supuestamente habría recibido un soborno de 20 millones de la empresa constructora. La corrupción ha llegado a alturas insospechadas incluso poniendo en riesgo el futuro de Pedro Pablo Kuczynski, actual mandatario de Perú.
El Congreso abrió un proceso de acusación contra Kuczynski por haber recibido indebidamente 782 mil dólares de Odebrecht a través de Wesfield, una compañía de su propiedad. El mandatario admitió haber recibido el dinero, aunque sostiene que no hizo nada malo. Este jueves, el político también conocido como PPK se defendió de las acusaciones en el recinto legislativo. “Vengo a enfrentar de pie y dando la cara una acusación falsa y ominosa, movida por un deseo inconstitucional de apartarme del poder por la fuerza de sus votos. Vengo a demostrar mi inocencia. Lo que está en juego es la democracia, que tanto le costó al Perú recuperar“, dijo Pedro Pablo.
En otra parte de su discurso, Kuczynski aseguró que todo su patrimonio lo ha logra con base en el “esfuerzo” y “trabajo honesto“. “Vengo a decirles mirándoles a los ojos que no soy corrupto y no he mentido. Jamás he favorecido a ninguna empresa. No tengo nada de lo que avergonzarme, siempre he actuado conforme a la ley y a la ética”, dijo PPK en el Congreso. El otrora ministro de economía indicó que, si bien él recibió los beneficios de la transacción, esto se debió a que él era el propietario de la empresa. PPK desconoció los contratos de asesoría con Odebrecht y le echó la culpa a Gerardo Sepúlveda, quien se quedó a cargo de Wesfield después de que él entrara a la política.