Ayer, por primera vez desde su inauguración, la Suavicrema sirvío pa’ algo: miles de jovenes (cerca de 15,000 según los reportes del gobierno del Distrito Federal) se manifestaron pacificamente contra la manipulación informativa en la explanada de la Suavicrema, el símbolo fálico de un sexenio marcado por la violencia y la inoperancia.

La interrogante parece ser en que se convertirá el  #YoSoy132, y la pregunta no parece fácil cuando claramente se perciben dos corrientes dentro del movimiento: los apartidistas, quienes sólo exigen la apertura de los medios de la comunicación a los ciudadanos, y los antipriistas, quienes exigen la no manipulación mediática pero también están en contra del candidato presidencial del PRI Enrique Peña Nieto. Tal vez podriamos incluir hasta una tercera: entre los antipriistas quienes opinan abiertamente que AMLO es la solución y quienes prefieren reservarse su idea de por quien votar. “Me suena tan raro lo de ser neutrales”, dijo Paco Ignacio Taibo II cuando los organizadores le dieron el micrófono.

No hay que decir que Taibo está con AMLO, tampoco hay que decir que intentó convertir la manifestación en un acto contra el PRI. Los jovenes, tan pacificamente como siempre, callaron a Taibo con un  ¡apartidista! ¡apartididsta! Taibo dejo el micrófono, sonriente como siempre, no sin antes preguntar con malicia, ¿hay alguien aquí que vaya a votar por Peña Nieto? La respuesta fue unanime, un no grave, pero y aquí nuestra reflexión sobre el #YoSoy132: si bien el no a Peña es unanime, el sí a AMLO no lo es.

Con un pliego petitorio en el que la máxima exigencia es la transmisión del próximo debate presidencial en cadena nacional, da la impresión de que no es tan fácil ponerse de acuerdo en otros puntos y que el candidato de la coalición de izquierda no es tan popular entre un sector del #YoSoy132.

La indignación contra la clase política mexicana en general y la impresión de que ninguno de los cuatro candidatos representa una opción de cambio termina imponiéndose. Siempre. Si AMLO gana votos entre los manifestantes es bajo el argumento de que es el menos peor (mas no el bueno) y la idea compartida de que EPN es el máximo representante de la vieja forma de hacer política en México: represión, corrupción y falta de pluralidad.

La prueba de está división está, tal vez, en la bifurcación de la marcha luego de caminar hasta el Ángel. Unos marcharon a Televisa para protestar contra la entrevista que mantendría el candidato del PRI (aquí el video completo) y los otros fueron al Zócalo.

Al final, la diferencia de opiniones al interior de este movimiento político lejos de preocuparnos creemos que da una muestra de su pluralidad y fuerza. Al #YoSoy132 cada vez se suman más personas y eso sólo puede llenarnos de alegria y esperanza en la posibilidad de un cambio. Por lo pronto, parafraseando a Juan Villoro: “tal vez no sepamos que país queremos, pero si sabemos que este así como está no nos sirve”.

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