Pero como éste no es un reconocimiento a favor de las políticas del gobierno de EPN, difícilmente algún miembro del gabinete lo comentará en su cuenta Twitter.
Sin necesidad de rascarle mucho, la revista especializada en economía The Economist recientemente realizó un pequeño escaneo a lo que realmente representan las reformas fiscales implementadas a partir de este 1 de enero, y lejos de echarle porras –como muchos medios lo han hecho- la publicación estadounidense sentencia: “la introducción de nuevos impuestos golpeará a los más pobres”.
Para afirmar lo anterior, The Economist comenta algunos de esos nuevos incrementos que “principalmente están dirigidos a los más ricos, pero terminan vapuleando a los pobres”; por ejemplo, la implementación del IVA a algunos medios de transporte, con todo y que algunas líneas de autobuses foráneos han anunciado que mantendrán sus precios… mientras se pueda y –con especial señalamiento- el alza de 2 pesos que tuvo el Metro de la Ciudad de México, el cual representa un incremento del 66% sobre su precio anterior de 3 pesos.
Por otra parte, comenta el alza a de un peso por litro que tuvieron los refrescos y el del 8% que presentaron los alimentos con considerable contenido calórico –comida chatarra- , esto como parte de la campaña gubernamental para luchar contra la obesidad: “Manuel (…) de 54 años (…) dice que el nuevo impuesto a los refrescos le hará cambiar de Pepsi cola a una marca más barata, Red cola. Si se vuelve más caro, dejará el refresco y tomará agua. Eso, al menos reivindica los nuevos “impuestos-castigo” del gobierno, incluso si le da a Manuel menos motivos para celebrar este año nuevo”.
El aumento a servicios y productos podrían no ser significativos para muchos: el Banco Central espera que la inflación será de 3.9% este año; no obstante, “son parte de un patrón de alza en los precios que en los últimos años han ayudado a mantener alto el número de pobres en México, alrededor de 53 millones en 2012”, 45.5% de la población, según cifras del Coneval que también señalan que , “la proporción de personas que no pueden pagar la cantidad mínima de alimentos para el bienestar básico ha aumentado alrededor de un 13% a nivel nacional desde el año 2010″.
En teoría todo el grueso de los incrementos realizados con la reforma fiscal debería de servir para el apoyo a programas contra la pobreza, esto para equilibrar la situación; pero “se ha centrado más del lado de los ingresos que del gasto”, lo que hace que nuevamente nos preguntemos ¿adónde va ir tanto dinero recaudado?