La asamblea de Nueva York (en su mayoría demócrata), aprobó una nueva ley de armas que trata de ponerle trabas al consumo de armamento de asalto en ese estado.
Luego de la matanza de 20 estudiantes en Connecticuc, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, puso en la mesa la discusión del uso de armas en la isla. La ley fue aprobada con 43 votos a favor y 18 en contra.
En general, la propuesta pone coto a la compra de armas de asalto, prohíbe los cartuchos de alta capacidad y exige la verificación de personas que compran armas de manera privada, sin embargo, una parte de ley se ha llevado la aprobación de muchos: las personas que tengan una enfermedad mental no podrán tener acceso a una licencia de armas.
Luego de aprobada esta ley, los residentes no podrán comprar cartuchos que porten más de siete balas (el límite era diez). Se propuso además un registro de armas estatal y se homologarán los requerimientos para conseguir un arma en todo el estado, pues, actualmente, cada condado tiene sus propias reglas a la hora de aprobar la compra de un arma.
Cuomo declaró que “la gente con enfermedades mentales no debería poder conseguir armas, es simplemente sentido común. ¿Siete balas por qué? Porque los cartuchos de alta capacidad que están diseñados para matar un gran número de seres humanos en un periodo corto de tiempo no tienen ningún sentido en una sociedad civil”.
Y a pesar de que esta ley parece un paso débil para muchos, es definitivamente una de las que pone más restricciones a la hora de conseguir armas en toda la unión americana. La ley puede resultarnos tan evidente fuera del contexto estadounidense pero a pesar de ello, la NRA (Asociación Nacional del Rifle), lanzó un comunicado en respuesta a esta ley en donde afirma que “la asociación y los ciudadanos de Nueva York están indignados por esta ley draconiana que fue aprobada en un proceso apresurado esta mañana. Estos controles han demostrado su inutilidad en el pasado pues no tienen impacto en la seguridad pública ni en el crimen. Tristemente la legislatura de Nueva York no consideró esta realidad”.
Así que Nueva York se convierte ahora en el centro de la discusión sobre las armas y con el tiempo se probará si estas medidas logran impactar en la seguridad pública.