Por: Mafer Olvera y Paola Palazón Seguel*

Oficialmente, México detuvo su vida cotidiana desde el 23 de marzo. En principio el confinamiento duraría un mes. Pasaron dos, tres y al día de hoy, de acuerdo con las cifras oficiales de contagios y muertes por COVID-19, podemos asegurar que llegaremos al cuarto mes en semáforo naranja o rojo, bajo la incertidumbre de no saber hasta cuándo se podrán retomar las actividades con normalidad.

Cada quien ha decidido cómo y en qué momentos parar, no ha sido fácil para nadie, mucho menos para quienes no han podido resguardarse de la pandemia por razones económicas, médicas o laborales, situación que visibiliza más que nunca la desigualdad en nuestro país.

A partir del enorme cambio en nuestras vidas ordinarias se han dictado y nos hemos trazado personalmente nuevas reglas, mismas que ante el riesgo sanitario, la incertidumbre y el miedo se han delineado básicamente por ensayo y error.

El impacto de este nuevo orden se aprecia en diferentes ámbitos que van desde la volatilidad de los mercados, cómo fluye la información verdadera o falsa, las nuevas formas de consumo, las decisiones políticas acertadas o no, la inter sociabilidad, las nuevas maneras de enseñar y hasta, por supuesto, en el trabajo, la productividad y la forma de ganarse la vida.

El panorama, como aquí lo hemos descrito en nuestra primera colaboración, resulta mayormente estresante para quienes además son padres y madres, y se enfrentan a los retos de esta “nueva normalidad laboral” con serias desventajas del tiempo que necesitan dedicar a todos sus roles en un día, o quienes lamentablemente han perdido su empleo en medio de esta crisis. En cualquiera que sea el caso el estrés, la ansiedad y la depresión podrían estar muy presentes, incluso sin darnos cuenta. 

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El home office tan añorado para algunos y que hoy se ha convertido en una nueva exigencia en el cumplimiento de metas laborales cada vez más altas, aunado al confinamiento, suponen serias afectaciones en la salud mental. La pandemia del miedo, han calificado algunos a esta situación, no sólo por las implicaciones sanitarias, sino laborales y económicas.

Julieta Aguirre, freelance, nos comparte su sentir ante la situación laboral y de incertidumbre vivida durante estos meses de confinamiento: “nadie tiene que explicarnos lo que es el miedo, todos lo conocemos porque lo hemos sentido al menos una vez en la vida. He sentido miedo los últimos tres meses, pero no he dejado de escribir. El miedo pierde su poder paralizante cuando lo reconoces. La vida y el  futuro pueden ser lo que queramos crear, yo quiero co-crear”.

Un componente que define esta etapa de nueva normalidad es la incertidumbre; el no saber cómo se ordenarán las oficinas, los trabajos formales o informales, el comercio, el entretenimiento, los viajes y en general todos los sectores productivos del país, crea un ambiente desgastante de tensión generalizada y estrés. 

Tan solo en los primeros tres meses de esta pandemia (marzo, abril y mayo) en México se registró una pérdida de más de 1 millón de empleos formales. Lo más preocupante es que ante la larga que ha sido esta situación, queda la duda de cuándo se podrán recuperar estos empleos. Ahora, estamos hablando de empleos formales, pero pensemos que México para inicios de 2020 registró una tasa de informalidad laboral de 56%, de la cual aún no se ha arrojado data post COVID, ¿cuántos de esos empleos seguirán existiendo?

Foto: Cuartoscuro

En lo económico las cifras de por sí son poco alentadoras, ahora veamos la otra cara de la moneda. Desde 2019, la Organización Mundial de la Salud ya nos ubicaba como el país con mayor índice de estrés en su fuerza laboral con 75% de los trabajadores que lo padecen, atrás quedan economías como China (73%) o Estados Unidos (59%). Al día de hoy, ¿cómo estaremos en cuanto a estrés relacionado al trabajo o pérdida del mismo?. 

El estrés laboral es una alteración que puede manifestarse en la mayoría de las veces en personas workaholics, es decir que presentan exceso de trabajo sin respetar horarios saludables o hábitos recreativos, exacerbación hacia  lo referente al trabajo por encima de todo; y que detona el llamado síndrome del quemado o burnout que se manifiesta en en agotamiento emocional, reducción del rendimiento y síntomas físicos como dolor de cabeza, estómago y problemas intestinales. 

Parte de nuestra realidad de hoy, muy presente entre memes o conversaciones en redes sociales, apunta a  que el encierro y el trabajo o la falta del mismo, han generado una vorágine de insomnio, alteraciones en hábitos y horarios, ansiedad, estrés, fatiga y mucho mayor carga de trabajo y responsabilidades en el caso de quienes hacen home office. Aunque en algunos países los estudios y cifras apenas están en desarrollo, en Argentina el Índice de Bienestar Emocional y Estrés en Trabajadores Argentinos registró un aumento en 5% del burnout

La realidad es que no todos han tenido el privilegio de poder trabajar desde casa, las cifras del mercado informal en México muestran otra realidad aún más cruda para la mayoría que no pueden hacerlo o han perdido por completo su ingreso. Y aunque el home office, como ya dijimos, pareciera ser el paraíso laboral, tiene sus contras: la falta de socialización, las horas extras sin descanso, la combinación de roles y la ausencia de espacios acordes para realizar nuestras actividades, entre otras.

Foto por Miguel Pereira/Getty Images

Tuvimos oportunidad de platicar con Reisy Abramof, quien desde hace 4 años trabaja a distancia y hace unos meses creó Trabajando Remoto, un proyecto con el que enseña y da cursos sobre cómo hacer de esta modalidad un estilo de vida. En estos momentos, en donde ésta no sólo ha sido la realidad de muchos en los últimos tres meses, sino que posiblemente será su futuro, le pedimos algunos tips  para trabajar desde casa, mantener la productividad y definir los límites, porque para algunas personas pareciera que el estar en casa implica que hacemos menos.

Báñate y cámbiate de ropa.- La forma en la que te vistes te afecta psicológicamente. Para que te sientas más en confianza báñate, lávate los dientes y vístete. Ya verás cómo eso puede impactar tu performance y productividad.

Crea tu propia oficina en casa.- Es importante crear un espacio designado de productividad. Asegúrate de que sea un lugar que te inspire a ser productivo. Decóralo de cosas que te inspiren y que te hagan feliz como plantas, aceites y música. 

¿Hijos? Crea límites e Inclúyelos en el proceso.- Puedes crear una señal visual que implique que mamá o papá están trabajando, lo cual es especialmente importante para las reuniones que requieren interrupciones mínimas. Algo tan simple como un papel rojo en la puerta de tu oficina funciona. Si tus hijos no tienen la edad suficiente para comprender estos límites, intenta incluirlos en el proceso. Diles cuándo habrá quince minutos de «trabajo». Involucralos dándoles una tarea divertida.

Planea y estructura tu día laboral.- Una forma infalible de mantener la productividad alta es planificando tu día de trabajo. Antes de comenzar a trabajar, asegúrate de saber cuáles son tus prioridades y cuánto tiempo te llevará. 

Aprende a desconectarte.- Uno de los desafíos de trabajar desde casa es el no saber cuando parar. Asegúrate que tengas un ritual que marque el comienzo y el final de tu día. 

Foto: Freepik

¿Cómo será en adelante?

No lo sabemos con exactitud, lo que sí podemos asegurar sin caer en dramatizaciones es que para muchos el trabajo y la productividad a distancia seguirán siendo una realidad y que el gran reto será la reactivación de la económica y la recuperación de los empleos perdidos. ¿Cómo regresaremos? ¿Habremos aprendido algo? ¿Seguiremos tomando en serio las medidas de sana distancia? ¿Continuaremos lavándonos las manos constantemente? ¿Cómo será la nueva convivencia entre colegas de trabajo? ¿Tendremos que utilizar mascarilla todo el tiempo? ¿Seremos tan productivos y disciplinados como durante el encierro? ¿Extrañaremos el home office? ¿Qué valoraremos más del antes y el después?

¿Se recuperará ese millón de empleos formales perdidos? ¿Crecerá abruptamente la economía informal? ¿Cómo podremos recuperarnos de la secuelas emocionales de este momento?

No lo sabemos, pero será muy interesante irlo descubriendo individual y colectivamente.

Mientras tanto, ofrecemos algunas alternativas de terapia a distancia que podrían ayudar a contener los estragos mentales de este momento y tratar de salir lo mejor librados.

Carolina Pérez-Drago es psicóloga y brinda psicoterapia a distancia a través de su cuenta de Instagram @psicoterapia_a_distancia

Mariana Linage también es terapeuta que ofrece consulta a distancia. Se le puede contactar a través de WhatsApp (5534602393).

Lourdes García-Castro psicoanalista que puedes contactar de igual forma vía WhatsApp (5512954928).

También, una herramienta que puedes utilizar de manera complementaria a  la terapia psicológica es la meditación. Mar del Cerro es guía de meditación. Su podcast, Medita podcast, es uno de los más escuchados en Spotify y cuenta con meditaciones cortas y sencillas que te pueden ayudar a conseguir un estado de relajación y paz interior.

Hablemos.


Mafer Olvera y Paola Palazón Seguel son creadoras de SIKI y Ser Mamá Hoy, plataformas de bienestar emocional y promoción de la salud mental.  Mafer es creadora del modelo Hospital de las Emociones, consultora en juventudes y salud mental,  y Paola es autora, emprendedora y creadora de proyectos de bienestar emocional y espiritual.

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