Por Roberto Castillo
El próximo año tendrá lugar la mayor elección de la historia democrática de México. Desde su inicio discreto en 2015, las candidaturas independientes han explotado en la arena pública. Pero, ¿qué significa ser independiente y quién realmente lo es?
Últimamente hemos escuchado que en los medios se habla mucho sobre las candidaturas independientes. Particularmente, debido a los registros ante el INE de varias personas que buscan ser candidatos/as independientes a la Presidencia. Entre las personas que se han registrado se encuentran ex militantes de partidos políticos, un líder de opinión, un gobernador que fue electo como candidato independiente y la representante del Concejo Nacional Indígena. Nadie la tiene fácil, pues deben conseguir 864 mil 536 firmas para lograr aparecer en la boleta.
Los y las presidenciables no son los únicos, ya que también se abre el registro a aspirantes sin partido para el Congreso de la Unión y para puestos locales como gobernadores, jefe de gobierno, alcaldes, presidentes municipales y a los congresos locales de los estados.
Ante la atención mediática que ha recibido la figura de las candidaturas independientes, también existe una atmósfera de confusión entorno a qué se puede esperar de las mismas y cómo entender su papel en nuestro sistema político.
Primero lo primero. ¿Qué es una candidatura independiente?
En 2012, la reforma política posibilitó la existencia de candidaturas independientes. Anteriormente, sólo un partido político podía presentar candidatos a una elección. Esta reforma fue una exigencia de la sociedad civil que pedía romper con el sistema exclusivamente partidista y adoptar herramientas disponibles alrededor del mundo, donde un candidato sin partido no es extraordinario.
Una candidatura independiente es, sencillamente, aquella en la cual el candidato llega a la boleta cumpliendo las siguientes condiciones: 1) no formar parte de un partido político, 2) no ser registrado por un partido político para competir en la elección y 3) habiendo recabado apoyo ciudadano en el territorio que desea competir (firmas).
Las primeras dos condiciones, aunque parezcan lo mismo, no lo son. Ya hemos visto desde hace varios años que los partidos políticos postulan candidatos que no forman parte de sus partidos para competir en las elecciones, por mencionar algunos ejemplos: Miguel Mancera por el PRD en la Ciudad de México, Cuauhtémoc Blanco por el PSD en Cuernavaca y Xóchitl Gálvez por el PAN en la Miguel Hidalgo, etc.
Finalmente, el apoyo ciudadano es otorgado por personas que cuentan con una credencial de elector y que habitan en el territorio en el que el aspirante a candidato va a competir. La forma en que estas manifiestan su apoyo es mediante una firma. Para poder ser candidato independiente es necesario reunir un porcentaje mínimo de firmas que varía dependiendo del estado y orden de gobierno.
Entonces, ¿por qué tanta atención entorno a las candidaturas independientes?
En este aspecto, gran parte de la responsabilidad la cargan los partidos políticos. Desde hace años, las encuestas señalan que los partidos son las instituciones en las que menos confían los mexicanos. Esto, claramente no sorprende, basta dar seguimiento a las noticias para darnos cuenta que no pasa una semana sin que se destape un nuevo caso de corrupción, una acusación contra algún gobernador —del partido que sea— por desvío de recursos, o en el peor de los casos una tragedia como Tlatlaya o Ayotzinapa. Esta falta de legitimidad de los partidos ha sido una de las causas por las cuales las personas han volteado a ver a las candidaturas independientes como alternativas a un sistema político que no representa a la mayoría de los ciudadanos.
Esto ha provocado que en muchas ocasiones los medios de comunicación y la opinión pública le den a estas candidaturas atributos que no necesariamente son ciertos: que son más honestos, que no están manchados de la política partidista y que no le deben nada a nadie, más que al pueblo. Sin embargo, esto no es cierto en todos los casos y muchos independientes sólo son independientes de los partidos, pero no de otros grupos de interés.
Precisamente por eso resulta importante, de cara al 2018, saber cómo evaluar a este tipo de candidaturas.
Ética y programa
Lo principal que hay que conocer de cualquier candidato o candidata, sea de partido o independiente, es cuáles son sus principios y su código de ética. ¿Cuáles son sus ideales? ¿Cuáles son los principios con los que va a regir su campaña y estando en gobierno? Un punto muy importante es que los principios no sólo estén escritos, sino que se puedan ver en la práctica; por ejemplo, transparentando todas las donaciones que reciba en su campaña, no sólo al INE, sino en formatos sencillos para las personas.
Por otra parte, es necesario conocer el programa de todos los candidatos. El programa es el documento donde exponen sus propuestas, su agenda, lo que quieren hacer estando en el gobierno. ¿Este programa refleja en lo que crees? ¿Es un programa que explique qué es lo que quiere hacer o solamente está lleno de generalidades y lugares comunes? Normalmente, los candidatos sin propuestas claras tienden a decir cosas como “acabar con la pobreza”, “impulsar el empleo”, pero sin compartir cómo piensan lograr esto.
Relaciones
La independencia total de las candidaturas no existe y tampoco es deseable que exista, pues queremos que nuestros representantes dependan de las personas que los eligieron. Lo que sí es importante saber es qué relaciones tienen las personas que se quieren postular a puestos de elección popular.
Para esto resulta necesario que en las próximas elecciones, si estás pensando en votar por algún/alguna independiente, verifiques lo siguiente: ¿quién financia esta candidatura? ¿Queda claro de dónde viene su dinero o parece que esa información se esconde? ¿La candidatura fue construida con esfuerzo ciudadano o con una estructura que proviene de un partido u otro grupo de interés? ¿Quiénes apoyan esta candidatura, otros políticos, organizaciones de la sociedad civil, vecinos o académicos?
Trayectoria y Experiencia
Igual que lo exigiríamos de cualquier candidato de partido político es necesario conocer la trayectoria de los candidatos independientes. Principalmente conocer si ya han participado antes en algún partido político o no, conocer las causas de su salida del mismo, ¿fue porque genuinamente cambiaron de opinión o fue sencillamente porque no les dieron hueso y brincaron a otra parte? Igualmente resulta fundamental saber si ya antes fueron funcionarios públicos, ¿cómo hicieron su trabajo? ¿Qué iniciativas impulsaron? ¿Se enfrentaron a acusaciones de corrupción durante el tiempo que ejercieron funciones o después?
En el caso de que no tengan experiencia en puestos públicos, también es importante tomar en cuenta su trayectoria: ¿han participado en movimientos sociales o forman parte de alguna organización de la sociedad civil que impulsó causas ciudadanas? ¿Qué estudió y en qué temas se ha especializado en su vida? Además, habrá que estar pendientes de qué candidaturas presentan su 3de3.
El próximo año se estarán disputando más de tres mil puestos de elección popular, la elección más grande de la historia de nuestro país. Entre tanta información sobre candidatas y candidatos que estará circulando, será un reto discernir cuáles son las mejores opciones por quiénes votar. Sin importar si estás pensando en votar por alguna opción partidaria o independiente, estos puntos te ayudarán a tomar una mejor decisión. Recuerda que ser independiente no sólo es forma, si no también fondo.
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Roberto Castillo es miembro de Wikipolítica CDMX, una organización política sin filiaciones partidistas.
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