Tumbar la “verdad histórica” y tener en prisión (bueno, en el hospital) al exprocurador Murillo Karam no es suficiente. Normalistas de Ayotzinapa y padres de los 43 desaparecidos siguen exigiendo justicia.
A días de que se cumplan ocho años de los hechos que desembocaron en la desaparición de los 43 de Ayotzinapa, normalistas protestaron en la zona militar 35 de Chilpancingo. El asunto, como se preveía, acabo mal: hasta con un camión impactado contra la puerta principal del inmueble que resguardan las fuerzas armadas.
De acuerdo con La Lista, la protesta fue integrada también por miembros de la Federación de Estudiantes Campesinos y Socialistas de México (FECSM). La protesta se llevó a cabo en las instalaciones de la SEDENA, ya que los normalistas exigen que sean juzgados los militares que, supuestamente, participaron en la desaparición de los 43 de Ayotzinapa.
La protesta inició con discursos y exigencias de justicia; sin embargo, rápido subió la intensidad y se pasó a la vandalización. Según reporta La Jornada, hasta los padres de los 43 le entraron y, con resorteras y piedras, destruyeron el equipo de vigilancia de la zona militar ubicada en Chilpancingo.
Antes de retirarse de la zona militar, los integrantes de la protesta tomaron un camión repartidor de refrescos para estrellarlo en la mera puerta principal. Para coronar el acto, lanzaron cohetones y piedras, además de realizar pintas en contra de los soldados.
Se espera que las protestas continúen. De hecho, lo que ayer martes 14 de septiembre fue el segundo día de lo que se plantea como toda una Jornada Nacional de Lucha ante la Deuda de Justicia del Estado por los Caminos de la Verdad.
En estas jornadas los padres de los 43 y normalistas de Ayotzinapa exigirán que sean llevados ante la justicia los elementos del Ejército que participaron en la desaparición de los jóvenes la noche y madrugada del 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala.
En las últimas acciones que el gobierno federal ha realizado sobre el caso Ayotzinapa, quedó revelado que el Ejército tuvo un elemento infiltrado entre los normalistas: el soldado Julio César López Patoltzin, quien informó en todo momento lo que ocurría con los estudiantes desde que salieron de la escuela hasta las agresiones que sufrieron.
Lo más lamentable de lo anterior es que, pese a pertenecer a las fuerzas armadas, López Patoltzin también desapareció… la institución se olvidó de las obligaciones que tenían con él. De haberlo buscado y protegido, quizás se hubiera logrado también la localización del resto de los 43 normalistas.