Chupándote una paleta, corriendo, una pastillita… todo cuanto remedio para evitar o desaparecer la cruda parece sacado del recetario de la abuela, pero ¿científicamente valen?

Ya comenzaron las vacaciones… y mientras algunos se volverán abstemios por cuestiones de creencias, otros tantos rendirán honores al falso ídolo Baco, empinándose cuanta botella se les cruce…ah, pero antes de eso, aquí unos cuantos datos que servirán para quitar de su cabeza algunas creencias que tenían respecto a cómo quitarse la inminente cruda.

Para comenzar, hay que decepcionarlos diciéndoles que eso de empujarse cucharadas de aceite o beber yogurt antes de proceder a embrutecerse… claro, para evitar que “se les suba” es sólo un mito. Lo más que lograran es una espectacular guacara cuando todo se les revuelva en el estómago.

Ya que más del 90% del alcohol que consumimos es metabolizado a través del hígado, tampoco ayuda de mucho beber jugo de tomate… y mucho menos echarse una cervecita en el desayuno (eso está por verse). Además es “falso de toda falsedad” –diría ex dirigente cochinón del PRI– que corriendo para “sudar” lo que te bebiste se te quita la cruda… bajarás algunos kilitos (por cierto, el alcohol sí engorda), pero no la embriaguez. Sólo 10% de lo bebido se elimina de esta manera. El resto se metaboliza y se convierte en azúcar.

Ni el café cargado, ni un baño frío quita la “jarra”: todo es cuestión de tiempo, ya que el organismo elimina el alcohol a razón de un vaso de vino por hora, teniendo como referencia el organismo de un consumidor de 80 kilos.

Bueno, después de desmentir tanto remedio que consideramos “milagroso”, por fin una buena: tampoco es cierto que beber alcohol provoca la muerte de neuronas. De acuerdo con estudios de científicos del Hospital de la Universidad de Heidelberg, seis minutos después de consumir alcohol  el cerebro cambia su actividad: disminuyen sustancias como la creatina, implicada en la obtención y gestión de energía, así como otras funciones… ello explica que se pierdan reflejos o la aparición de la jocosa desinhibición.

Pero bueno, el estudio anterior fue realizado con sólo una muestra de dos copas de vino… así que los resultados en una borrachera a la “viva México” pueden variar superlativamente.

Otro mito –especial para los galanes de cantina- es el suponer que a las mujeres son más vulnerables al alcohol: tanto el cerebro de los hombres, como el de las mujeres reaccionaron de la misma manera al consumo de alcohol, señala el doctor Armin Biller.

Ahora que saben toda esta información, úsenla con sabiduría, ya que lo que no es mito es que todo por servir se gasta: “Entre mayor es el consumo, la habilidad del cerebro para recuperarse también disminuye”.

*Vía Muy Interesante

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