“No hay marcha atrás, la reforma educativa está, habrá de promulgarse. [Agotaremos la vía del diálogo] precisamente para evitar la toma de otras acciones que están en las atribuciones del Estado Mexicano”
Estas fueron las ambiguas palabras que Enrique Peña Nieto dirigió a los medios de comunicación después de una fuerte insistencia por conocer su posición frente a las manifestaciones que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ha realizado en contra de las reformas constitucionales de los artículos 3, 73 y leyes secundarias.
Al finalizar su participación en la cumbre del G-20, en San Petersburgo, Peña Nieto afirmó que
“otros que vayan en contra de la promulgación de la ley no tendrán lugar, la reforma educativa va para delante […] son leyes que se han aprobado y que están en espera de su promulgación, y ésta habrá de ocurrir a mi regreso”
Pero al parecer, la falta de lugar de los opositores no es razón para dejarlos fuera del diálogo. Se tratará. seguramente, de un diálogo de muy particular naturaleza, en el que se entienda que después de él, nada cambiará. Al parecer el presidente no comprende que la idea legítima de diálogo implica la posibilidad de que surta ciertos efectos. No obstante, dijo que confía en que el clima de oposición disminuya, dados los mecanismos de comunicación que establecerá con la dirigencia magisterial al regresar de Rusia.
Peña suavizó sus palabras al afirmar que “es natural” que exista descontento y resistencia por parte del afectado gremio. Insistió en que “sería irresponsable que por ser una minoría no se le diera atención.” Opina, sin embargo, que
“la mayoría de los maestros del nuestro país […] han manifestado su apoyo y respaldo a esta iniciativa porque reconocen que les compromete.”
Lamentablemente, no citó fuentes.
Vía: La Jornada, El Universal