Aunque apenas se está considerando esta medida, no ha dejado de ser criticado el simple hecho de analizar la posibilidad de separar familias de inmigrantes.
De acuerdo con la actual política migratoria de los Estados Unidos, cuando madres tratan de ingresar ilegalmente a los Estados Unidos y son detenidas llevando consigo a hijos menores de edad, son mantenidos juntos en centros familiares de detención. Pues bien, esta humana disposición podría llegar a su fin, según comentó en entrevista para CNN el secretario de Seguridad Interior norteamericano, John Kelly.
Aunque es desgarrador pensar que quienes –en su mayoría– van ilegalmente a Estados Unidos para tratar de dar una vida mejor a sus hijos, puedan encontrar lo contrario e incluso ver cómo su familia es injustamente separada, para Kelly su medida no es para nada manchada. Es más, lo hace por su bien: “Haría casi cualquier cosa para disuadir a la gente de América Central a lanzarse en manos de esas redes tan peligrosas que los llevan a través de México hacia Estados Unidos”.
Tampoco se trata de decir que los llamados “polleros” son unas blancas palomitas, pero ¿qué se gana con separar a familias? Al parecer, dejar que la gente vea a Estados Unidos como país para buscar una vida mejor. Infundir miedo (más) a los que piensen ir ilegalmente al país gobernado por Donald Trump.
Consciente de que su comentario y la posible aprobación de la política quizás disminuiría, pero no acabaría con la migración ilegal, Kelly aseguró que los padres de los hijos no tendrán de qué preocuparse: sus niños estarán en buenas manos. “A los niños los trataríamos bien, mientras nos ocupamos de sus padres (a quienes trataremos mal)”.
“Tenemos mucha experiencia en lo que tiene que ver con los menores no acompañados”, colocándolos en hogares especializados o en familias receptoras, explicó el secretario de Seguridad Interior, aunque sin dar muchos detalles. No dijo cuánto tiempo duraría la separación o para cuándo entraría en vigor la medida.
Según fuentes del gobierno consultadas por Reuters, los niños permanecerían “bajo el método menos restrictivo posible”, hasta que puedan estar bajo el resguardo de un familiar estadounidense o un tutor designado con el Estado.
Sobra decir que la contemplación de esta medida ha generado condenas por parte de grupos defensores de los derechos de inmigrantes, quienes considerar que separar a un niño de su familia es un acto cruel y altamente traumatizante… sólo es afectar más a un menor que tuvo que ser expuesto a un peligroso viaje para llegar a Estados Unidos.