¿Ya ven que a Donald Trump casi no le renuncian miembros de su administración? Pues este martes, para no perder la costumbre, renunció Nikki Haley, la embajadora de Estados Unidos ante la Organización de las Naciones Unidas. 

En una reunión sorpresiva en la Oficina Oval —y que Trump anunció como si fuera reality show— Haley confirmó que dejará su puesto para “tomarse un tiempo libre” y afirmar que hará campaña para las siguientes elecciones del actual presidente. En esa misma línea, dijo que no intentará ser presidenta en el 2020.

Mientras tanto, Donald ‘El Halagos’ Trump decía que Haley había hecho un excelente trabajo y que había logrado que la embajada de Estados Unidos en la ONU fuera “una posición más glamorosa”.

Entonces, ¿quién es Nikki Haley y por qué es importante su renuncia?

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En pocas palabras, Nikky Haley es un miembro extraño de la administración de Trump. En época electoral no tragaba al actual presidente, pero es una de estas republicanas de hueso colorado que conforme se la llevaba la corriente, terminó por acoplarse a los modos del buen Donald.

En cuestión de política internacional, Haley era una de las voces más escuchadas y más temidas del Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, su visión “de halcón” la pusieron en la mira en más de una ocasión. En su primer discurso, condenó las acciones de Rusia en los cates con Ucrania cosa que la administración trumpiana consideró “desafortunada”.

También, fue ella misma quien anunció la salida de Estados Unidos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Cuando Estados Unidos estaba intentando reconocer a Jerusalén como capital de Israel, Nikki Haley hizo algo impensable: le envió una carta amenazante a todos los representantes de los países que no estaban de acuerdo con el cambio. “El presidente está observando este voto con mucha atención y me pidió que le reportara las acciones de los países que votaron en contra de nosotros. Tomaremos notas de cada uno de los votos en este tema”, decía la carta.

En otra ocasión, le recriminó a Rusia sus acciones en la guerra de Siria y prometió que habría sanciones en contra del Kremlin. Sin embargo, como en la administración de Trump con papá Putin no te metes, los funcionarios dijeron que Haley se había adelantado a la situación y Haley se había confundido. “Con todo el respeto, yo no me confundo”, fue el único comentario de Haley.

¿Y antes de trabajar en la ONU?

La carrera política de Haley va mucho más allá de su trabajo en Nueva York.

A pesar de solo tener 46 años, es una de las figuras más prominentes del Partido Republicano en la corriente del Tea Party. En 2011 debutó como gobernadora de Carolina del Sur, se aventó dos mandatos consecutivos y se convirtió en la primer mujer en gobernar el estado sureño.

Estuvo en broncas con la parte “más conservadora” de su partido cuando intentó quitar las banderas confederadas de su estado en respuesta al tiroteo de un supremacista blanco que mató a nueve afroamericanos en una iglesia de Charleston.

¿Y personalmente?

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Normalmente eso no importa. Nos vale con quien está casada y esas cosas, pero la vida personal de Haley es interesante. Pa’ empezar, se aventó un Yeidckol Polevnsky pues ni siquiera se llama así. 

Nikki Haley en realidad se llama Nimrata Randhawa. Es hija de dos migrantes de la India, pero nació en Carolina del Sur. El Nikki salió de su apodo desde la infancia y el Haley lo tomó de su mareado, el oficial del ejército Michael Haley.

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Soy Max Carranza y me he pasado la vida rodeado de memes, cultura digital y bastantes horas frente a las pantallas. En el camino me encontré la pasión por abordar los temas sociales más urgentes e intentar...

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