El 1 de julio está a la vuelta de la esquina. Este día se elegirán más de 2 mil 700 cargos públicos, 128 senadores de la República, 500 diputados federales y al próximo presidente de México. A 248 días de los comicios, el panorama todavía no pinta del todo claro. Los partidos políticos continúan en su proceso de definición: si van solos, si van acompañados —y con quién—, cuál será el método con el que elegirán a su abanderado, etcétera.

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) acordó el pasado 20 de octubre elegir a su candidato presidencial por el método de convención de delegados. Este proceso implica que 10 mil delegados priistas, entre ellos el presidente Enrique Peña Nieto, seleccionarán a sus contendientes a cargos públicos; las reglas y los requisitos, sin embargo, todavía no han sido reveladas. De ahí que algunos especialistas arguyan que el aspirante presidencial del PRI vaya a ser elegido por el dedo del presidente.

El pasado 10 de agosto, el partido tricolor cambió sus estatutos para permitir que un ‘‘ciudadano simpatizante’’ pudiera convertirse en su candidato presidencial, además de retirar el candado que obligaba a sus militantes tener —al menos— 10 años de carrera en la organización en caso de que busquen competir por el cargo.

Foto: Notimex

Esta decisión se entendió como un guiño a José Antonio Meade, secretario de Hacienda y Crédito Público, quien desde entonces se posiciona en las encuestas como el favorito del PRI rumbo a 2018.  En la lista de aspirantes también se encuentran Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación; Aurelio Nuño Mayer, de Educación y José Narro Robles, de Salud. El exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha militado durante 44 años en las filas del PRI y podría ser el caballo negro priista dentro del proceso electoral.

El periodista Ricardo Raphael comentó a principios de marzo que los priistas simpatizantes del exrector Narro Robles piensan que su perfil podría resultar atractivo a la ciudadanía debido a que no se le identifica como parte del círculo cercano de EPN, su gestión al frente de la UNAM le podría dar bonos con los jóvenes, su carácter es percibido como el de un “político adulto”, con nivel de debate, y, finalmente, porque su posible candidatura podría jalar votos de los electores afines al Partido Acción Nacional (PAN) y hasta de Andrés Manuel López Obrador.

Foto: Notimex

En entrevista con el periódico Reforma, Narro Robles no se asumió como aspirante presidencial debido a que todavía falta que su partido revele cuáles serán las fechas, requisitos, reglas, tiempos y formas para competir por la nominación. Durante el encuentro con el periodista René Delgado, el secretario de Salud reconoció “el liderazgo del jefe del Poder Ejecutivo federal, el presidente de México, el licenciado Enrique Peña Nieto” y habló de las “muchas cosas” que han “estado muy bien”: las reformas estructurales, combate a la pobreza extrema, avances en materia de salud.

En primera instancia, se mostró renuente a criticar la gestión de EPN, aunque cuando se le volvió a cuestionar a respecto, aseguró que le habría gustado que durante estos años hubiera existido un “completo apego al estado de derecho (impartición de justicia, combate a la corrupción e impunidad y combate a la inseguridad)” y se fortalecieran más los “asuntos sociales”. Al PRI, Narro Robles le atribuye la creación de instituciones y el aporte a la “vida colectiva” del país, además de reconocerle su compromiso con México durante 85 años.

¿Qué le disgusta al exrector sobre su partido? Los “malos priistas” que contaminan y demeritan la organización.

Foto: Notimex- Jessica Espinosa

En uno de los puntos más álgidos de la entrevista, el periodista Delgado le preguntó al funcionario cuáles políticos le parecían inspiradores y cuáles abominables. José Narro Robles se dijo identificado con la figura del priista Luis Donaldo Colosio y calificó como un hombre “despreciable” a Adolfo Hitler.

Cuando se le cuestionó sobre alguna figura histórica o actual en México, esto dijo el priista: “de los locales hay gente con la que me siento más identificada en la vida contemporánea y algunos con los que no coincido. Ninguno que abomine yo, de ninguna manera. No coincido con algunos planteamientos que se hacen desde varias perspectivas. Yo no, precisamente por lo que digo, si la política es búsqueda de acuerdos y búsqueda de consensos, por qué tengo que señalar a, quienes no son enemigos, sino que en todo caso, son proyectos diferentes”.

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