Esta ha sido una semana de cambios para Napoleón Gómez Urrutia. Volvió a México después de 12 años de exilio en Canadá, se ganó un lindo fuero parlamentario, presumió su nueva constancia como senador y hasta cambió su característico bigote por una barba de candado.

Haiga sido como haiga sido, Napito, el controvertido líder sindical, está de regreso “sin rencores y con la frente en alto”. Eso sí, su historia está dando mucho de qué hablar.

Que si es culpable de fraude o que ya lo exoneraron, que si tiene que devolver unos millones o que si es perseguido político, que tuvo que ver con Pasta de Conchos o que de plano —Attolini dixit— es “un justiciero de los hermanos mineros”.

En fin, en su historia hay de todo. Por eso, acá te contamos 6 momentos claves para entender la vida de Napoleón Gómez Urrutia y todo el drama que se está generando con su nuevo cargo.

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Napoleón cuando todavía traía bigote // Foto: LSR

Cuando ‘heredó’ el sindicato minero.

La historia del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana —SNTMMSySRM—  no se puede contar sin hablar de Napoleón Gómez Sada.

Gómez Sada era el líder vitalicio desde la fundación del sindicato —en 1961— hasta su muerte en octubre del 2001. Cuando Gómez Sada enfermó antes de morir, decidió elegir a su suplente y, de entre todas las opciones, ganó su hijo: Napoleón Gómez Urrutia.

Sin embargo, hubo bronca en la sucesión pues Napito no estaba registrado como trabajador en ninguna empresa minera y ni siquiera era miembro activo de ninguna sección sindical.  

Al final, aunque los estatutos del sindicato estaban siendo “violados”, Gómez Urrutia se convirtió en Secretario General en mayo del 2002 tras ganar una elección unánime.

Su trabajo al frente del Sindicato

De acuerdo a Carlos León Salazar, publicado por la UAM en un estudio histórico del sindicalismo minero en México, Napoleón Gómez Urrutia es de los sindicalistas “del viejo régimen”.

¿Eso qué quiere decir? Que no son muy modernas esas ideas suyas de heredar el cargo y que ‘lo suyo, lo suyo’ no es la transparencia.

Sin embargo, es reconocido que, a costa de su relación con el poder político y con los empresarios, en su administración hubo aumentos salariales cercanos al 8%. También, se opuso a la subcontratación y a una reforma laboral.

Además, logró que su sindicato se vinculara a “las organizaciones más importantes en Estados Unidos y Canadá”.

El fatídico 2006 y Pasta de Conchos

En 2006 las cosas no estaban bien para Gómez Urrutia al frente del sindicato. A inicios de febrero, basándose en denuncias contra sus malos manejos, destituyeron a Napito del secretariado general del Sindicato. ¡Sopas!

Días después, llegó la tragedia.

El 19 de febrero, la mina Pasta de Conchos —operada por Grupo México— explotó y ocasionó la muerte de 65 mineros que quedaron atrapados. Gómez Urrutia, ya desconocido legalmente como picudo del sindicato, acusó al gobierno y a la empresa de Germán Larrea de haber cometido un “homicidio industrial”.

Paros, movilizaciones, manifestaciones y huelgas de los grupos mineros aumentaron la presión y las acusaciones legales —lavado, malos manejos y desvío de fondos, etc.— contra Gómez Urrutia cobraron fuerza.

‘Ahí nos vemos’: su salida pa’ Vancouver

Ya en Vancouver, como que su vida retomó forma y no porque esté bonito el lugar. ¿Se acuerdan que lo habían destituido? Pues la PGR dictaminó que lo habían quitado ‘a la mala’ y le regresaron el puesto.

En la XXXV Convención del sindicato, en el 2008, salió reelegido para seguir presidiendo la organización hasta el 2014. Eso sí, tampoco fue muy sencillo pues ni vivía en México y tenía órdenes de aprehensión y acusaciones de fraude.

En el extranjero recibió premios de Derechos Humanos y distinciones europeas por su aportación al Derecho Laboral. Mientras tanto, acá todavía tenía las acusaciones de haber usado un fideicomiso de 55 millones de dólares como su caja chica.

¡A limpiar el nombre! (Y hacerse de un importante amigo)

Muy feliz de estar en tierras del maple y el hockey, Napoleón consiguió tener una ciudadanía canadiense, cosa que complicaba traerlo a la justicia nacional.

Al final del día, sería todavía más complicado, pues Gómez Urrutia quedó exonerado de los 11 cargos que le imputaban. “No me perdonaron, me exoneraron”, hacía hincapié en una entrevista en La Jornada.

Las órdenes de aprehensión, las solicitudes de la PGR, la ficha roja de la Interpol y los intentos de extradición quedaron sin ningún efecto.

Y ya sin cargos en su contra, pues AMLO, en campaña, lo defendió. Aunque aseguraba no conocerlo, dijo que el líder sindical “había sido perseguido y estigmatizado por propaganda oficial”. Por eso, le ofreció una senaduría plurinominal en su partido.

Impugnaciones, berrinches… ¡y curul!

“¡Tiene nacionalidad canadiense!”, dirían algunos. Pues Gómez Urrutia, al nacer en Monterrey, sí podía entrarle pues tenía doble nacionalidad y era mexican por nacimiento.

“¡Rata de dos patas!”, decía Paquita, mientras algunos grupos mineros pedían que devolviera los millones de pesos del fideicomiso y otros impugnaban su candidatura. Al final, la Corte lo absolvió de todos los cargos y el Tribunal Electoral ratificó su flamante puesto.

“Nadie votó por él”, dicen los tuiteros. Pues es pluri del partido que arrasó el 1 de julio y alégale al umpire.

“¿Y ese de la barba quién es?”, decíamos varios. Pues es Napoleón Gómez Urrutia, el controvertido líder sindical minero, mientras recoge la credencial que lo acredita como nuevo legislador.

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Foto: @NapoleonGomezUr

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Soy Max Carranza y me he pasado la vida rodeado de memes, cultura digital y bastantes horas frente a las pantallas. En el camino me encontré la pasión por abordar los temas sociales más urgentes e intentar...

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