A los 82 años falleció el que fuera sin duda uno de los neurólogos más reconocidos en toda la historia de su disciplina. El lamentable acontecimiento sucedió en Nueva York, confirmó The New York Times, esto después de que el científico sostuviera una lucha contra el cáncer.
Escritor del libro El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, hace unos meses Sacks dio a conocer que le restaba poco de vida a través de una carta en la que no pudo negar su miedo a la muerte… pero a la vez sentía gratitud por haber amado, viajado, pensado, escrito, por ser leído.
Quizás muchos, sin saberlo, conocen algo del trabajo de Oliver Sacks. Uno de sus libros más conocidos es Despertares (1973), obra que fue llevada a la pantalla grande en 1990, protagonizada por Robert De Niro y Robin Williams. Basada en un caso clínico real, la película cuenta la forma en que la droga L-dopa se aplicó con beneficios a un grupo de pacientes catatónicos.
Sólo en Estados Unidos se han vendido más de un millón de ejemplares de los muchos libros que conforman la bibliografía de Sacks. El científico recibía anualmente más de 10 mil cartas, “invariablemente contestó a los menores de diez años, los mayores de 90 años o la gente que está en prisión”, comentó en alguna ocasión.
Sacks investigó y escribió temas tan diversos como el envejecimiento, amnesia, sueños, sordera, casos de “miembros fantasma” o alucinaciones. Además de neurólogo, escritor y profesor, tocaba piano… incluso en muchos de sus procedimientos e investigaciones hacía referencia a la memoria musical. Decía que Mozart lo hacía un mejor neurólogo.
Ayudó a explicar y desmitificar perturbaciones como el síndrome de Asperger y Tourette. Decía ser obsesivo, compulsivo… puede ser que sí: tomaba notas de todo. Llegó a tener 600 cuadernos repletos de apuntes que hacía de su trabajo. Durante décadas se dedicó al estudio de personas con disturbios psicológicos. Decía adorar descubrir el potencial en personas que –supuestamente- no tenían ninguno. Para ello, necesitaba saber todo aquello que los pacientes vivían.
The Independet describe a Sacks como el genio de los dramas neurológicos, pero él gustaba de ser llamado un “escucha de pacientes”. Todo un genio. Descanse en paz.