Por Diego Castañeda
Como muchos, el autor de este artículo es un entusiasta seguidor de Game of Thrones, tanto en los libros (A Song of Ice and Fire) como en su adaptación televisiva. Como todo buen fan de la saga sabe, su creador, George R. R. Martin, es un individuo con un amplio conocimiento de historia universal y que disfruta llenar su narrativa de detalles de un mundo que, en esencia, funciona como las sociedades feudales de alrededor del siglo XV (alrededor de los 1400) de nuestra era (y que de hecho está inspirado, en específico, en la disputa por el trono de Inglaterra, mejor conocida como la guerra de las Rosas). La abundancia de detalles de aquella época nos da la oportunidad de hablar un poco sobre cómo eran las economías de las sociedades agrarias y sobre cómo algunas de esas dinámicas pueden ser extrapoladas a nuestro tiempo.
Una de las primeras lecciones que podemos encontrar (ahora que el invierno ha llegado) es que las sociedades agrarias estaban sujetas a lo que se conoce como ciclos malthusianos (por el economista inglés Thomas Malthus). Los ciclos consisten en lo siguiente: conforme incrementa el nivel de vida de las personas (pensemos en mayor salario o mayor consumo de calorías por una mejor cosecha, etc.) la población tiende a crecer, este crecimiento pone presión a la baja sobre los salarios (más trabajo disponible implica un menor valor del salario de cada trabajador) y menos disponibilidad de calorías por persona y esto causa que la población decrezca. El resultado de los ciclos malthusianos es que el nivel de vida (llamémosle PIB per cápita) se mantiene más o menos constante: son sociedades sin crecimiento.
En la serie podemos observar que justo éstas son las dinámicas que existen. Cuando The Hound y Thoros of Myr y Beric Dondarrion llegan a una cabaña en su viaje al norte, encuentran a un padre y su hija muertos por la falta de alimento. De la misma forma escuchamos a Sansa Stark, Daenerys Targaryen o Cersei Lannister pensar sobre cómo sobrevivir el invierno al hacerse de la mayor cantidad de alimento posible. En este mundo, debemos recordar, las estaciones pueden durar muchos años, es entonces razonable pensar que en el largo verano la población de Westeros creció y ahora en su largo invierno decrecerá (sin contar el efecto de las guerras y distintas variedades de criaturas mágicas).
Una de las razones por las que hoy en día ya no estamos sujetos a los ciclos malthusianos es porque eventualmente las sociedades agrarias fueron produciendo desarrollos tecnológicos que mejoraron la productividad del campo, crearon nuevas industrias y avances que dieron vida a más tipos de actividad económica. El renacimiento en Europa comenzó poco después del periodo en cuestión y con él se comenzaron a manifestar algunas características de economías más sofisticadas, como la aparición más generalizada de instituciones como la banca o el desarrollo de comunidades que buscan adquirir y producir conocimiento.
En Game of Thrones podemos observar los principios de estos cambios en distintos momentos; por ejemplo, en la aparición del Iron Bank of Braavos, una institución claramente inspirada en banqueros como los Medici, siempre dispuestos a financiar guerras y aventuras financieras de los estados (y en muchas ocasiones quebrar por el incumplimiento de pagos). La otra institución en la que se dejan ver estos cambios es en la Citadela (la ciudad de los maestres) donde podemos ver la conducción de experimentos sobre cadáveres (los inicios de la medicina moderna) y el estudio de enfermedades y otras aplicaciones de la ciencia o la tecnología. Los maestres nos recuerdan a las sociedades protocientíficas que comenzaron a surgir en nuestro mundo tras las ideas experimentalistas de Francis Bacon y que, eventualmente, terminarían abriendo paso a las revolución newtoniana y a lo que los historiadores económicos llaman “la república de las letras”, una red de intercambio de conocimiento que permitió la difusión y adopción de la ciencia y eventualmente la revolución industrial.
Otro detalle que se puede ver en la serie es el de la mayor participación de la mujer en labores que eran tradicionalmente dominadas por hombres: en la guerra, en la política y la administración, por ejemplo. Para algunos lectores esto representara un aspecto anacrónico, más un reflejo de nuestros tiempos y el llamado a la equidad de género que una cuestión histórica; sin embargo, eso es un error. La evidencia histórica sugiere que justo en las sociedades del pasado cuando la guerra, la peste o la hambruna acababa con porciones grandes de la población, las mujeres terminaban por ocupar más roles. La falta de mano de obra por el decrecimiento de la población hacía que la mujer tuviera más participación de las tareas de administración, de la vida política o incluso de la guerra. Cuando la población se recuperaba, la mujer encontraba difícil mantener su participación en tales actividades.
En la serie vemos esta dinámica en el ascenso al poder de mujeres como Sansa, Cersei o Daenerys quienes llegaron al poder tras la devastación de la guerra y la muerte de muchos de los hombres que normalmente realizarían tales tareas. Un ejemplo histórico del periodo que se ajusta bien a lo que la serie desea retratar es la llegada al trono de la Reina Isabel I de Inglaterra. La llegada al poder de Isabel I fue llena de intrigas y después de la sangrienta guerra de las Rosas entre las familias Lancaster y York (las dos familias que inspiraron a Martin para los Lannister y los Stark) y que terminaría con la llegada al poder de la dinastía de los Tudor de la cual Isabel I descendía. Sansa es un personaje que esta inspirado en Isabel I, no sería extraño que fuera ella eventualmente la que terminaría reinando sobre los siete reinos.
¿Y existe algo extrapolable para el presente?
La respuesta es sí, y está relacionado con la desigualdad y la concentración de riqueza y poder político. Una sociedad agraria como la que retrata la serie, incluso si comenzara siendo perfectamente igualitaria, eventualmente terminaría con gran desigualdad. Imaginemos que en un inicio existen 100 familias, cada una con un pedazo de tierra del mismo tamaño. Al paso de una generación, cuando estas familias se reproduzcan, unas tendrán más hijos que otros y, dependiendo de las leyes hereditarias (los bastardos no heredan en el mundo de Games of Thrones, etc.), se tendrán personas que heredan más o menos tierras. Al cabo de más generaciones esta dinámica continúa permitiendo que algunos concentren más tierras que otros. Conforme la población crece y la tierra está mas concentrada aquellos con menos tierra se ven obligados a contratarse como mano de obra de los que tienen más tierra para subsistir. Conforme algunos acumulan más tierra (la principal fuente de capital de la época) más personas tienen que trabajar en las tierras de otros para subsistir y como la mano de obra es abundante se vuelve barata. Y, entonces, la desigualdad original de capital (tierra) se transforma con el tiempo en desigualdad de ingresos.
Estas desigualdades se transforman en privilegios y capacidad para influir en la política del reino; por ejemplo, equipando un ejército más grande para conquistar un territorio rival u obteniendo favoreces del soberano. Esta dinámica de concentración es justo lo que la economía política clásica observaba, es lo que Smith, Ricardo o Marx en algún punto describieron al observar sus sociedades y es lo que hoy en día observamos con otras formas de capital.
En el mundo actual existen muchas otras formas de capital además de la tierra, pero su dinámica es muy parecida. Los cambios demográficos, políticos, tecnológicos influyen en las tasas de retorno y de acumulación en las sociedades. El poder económico que se obtiene ejerce presión sobre el poder político o incluso se transforma en poder. La desigualdad en nuestro tiempo es muy distinta de la desigualdad de un mundo feudal, es menos extrema; sin embargo, sigue una dinámica familiar. Quizá una lección valiosa que podemos aprender de lo que sucede en Westeros es que entre más desigualdad toleremos en nuestras sociedades más nos parecemos a los mundos del pasado. Por esta razón creamos los estados modernos, los estados de bienestar, los impuestos progresivos, porque sin ellos la mayoría de nosotros nos encontraríamos en un mundo en el que no sería muy placentero vivir.
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Diego Castañeda es economista por la University of London.
Twitter: @diegocastaneda