Un mar de historias se ha desprendido de la epidemia de coronavirus en México. Entre ellas, hay anécdotas de lucha, cooperación y ayuda entre las mujeres mexicanas para no permitir que la pandemia arrase con la esperanza. De todas estas historias, sobresale la labor que Kenya Cuevas realiza junto con sus aliados y aliadas en el corazón de nuestro país. Hacer llegar un plato de comida a las personas que más lo necesitan en esta crisis no es una tarea fácil. Sin embargo, es una realidad.
Además de eso, Kenya Cuevas se ha encargado de darle un techo a las mujeres trans. Trabajadoras sexuales que se han quedado sin una fuente de recursos, sin un hogar para resguardarse de la epidemia —y también de las carencias acumuladas durante años.
Alimento para todos y todas afuera del metro Revolución
Desde el 1º de abril, integrantes de la asociación civil Casa de las Muñecas Tiresias salen a las calles de la colonia Tabacalera CDMX para repartir un poco de comida entre los vecinos y las vecinas del barrio.
Cada lunes, jueves, viernes y sábado, la fundadora y presidenta de Casa de las Muñecas Tiresias, Kenya Cuevas, sortea la pandemia de coronavirus para ayudar a quienes más lo necesitan.
Al teléfono, Kenya nos cuenta que todo comenzó de manera improvisada y que la repartición de alimentos —y a veces chamarras, suéteres y hasta cobijas— ha cobrado fuerza gracias a la participación de la sociedad civil.
“La verdad es que fue algo improvisado. La verdad es que empezamos a coordinar con otras organizaciones y gobierno central la entrega de tarjetas para lo del apoyo de trabajadoras sexuales. Entonces, en la entrega llegó una amiga que nos apoya mucho. Nos dijo ‘ay, yo les llevo unas pizzas’. Nos llevó como 20 pizzas, ¿no? Y dije, ‘no manches, yo no me voy a acabar tanta pizza’. Entonces empecé a repartir la comida y me grabaron unos medios”.
¿Qué pasó después? La activista recibió una llamada. Alguien quería ayudarla para distribuir comida en las inmediaciones del metro Revolución. Y ahí comenzó todo.
“Se han juntado mercados, restaurantes, personas, civiles que dicen ‘yo pongo’. En ese sentido Casa de las Muñecas se encarga de ayudar a coordinar la entrega”, nos dice Kenya Cuevas, quien orgullosa nos lleva a la raíz de esta acción realizada por las mujeres trans para la sociedad.
“Nos llega gente del Blaquita, gente de Altlanta, de ahí del Metro Revolución, de Hidalgo, de San Fernando. O sea, como que ya se corre la voz que estos días se da de comer y llegan desde varios puntos de la calle para comer”.
La gente que se acerca con las mujeres trans va desde los adultos mayores, personas con discapacidad y hasta los polis que chambean en el Metro salen por su comida.
Para la activista Kenya Cuevas, ayudar a estas personas la llena de satisfacción.
Y no es para menos, después de dos años de labor con Casa de las Muñecas y de luchar para que el caso de su amiga Paola Buenrostro acceda a la justicia; ver que estas personas tienen un momento de descanso, es ya una tarea cumplida en su activismo.
Casa Hogar Paola Buenrostro
El 30 de septiembre de 2016, la trabajadora sexual Paola Buenrostro fue asesinada por un sujeto que “buscaba servicio” en las calles de la alcaldía Cuauhtémoc. El sujeto al darse cuenta de que Paola era una mujer trans arremetió en su contra.
Kenya Cuevas fue testigo de este crimen, el cual catapultó su activismo para exigir justicia ante las autoridades de la CDMX y llevar el caso a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
Considerado como un transfeminicidio, el caso aún no logra acceso a la justicia. Sin embargo, Kenya Cuevas ha hecho todo lo posible para que el nombre de Paola no se olvide.
Prueba de ello es la creación de la Casa Hogar Paola Buenrostro —que se suponía tenía que inaugurarse hasta el próximo año, pero por cuestiones de la epidemia, sus puertas se abrieron para las mujeres trans trabajadoras sexuales, en situación de calle, usuarias de drogas o que viven con VIH.
Hasta el mes del Orgullo LGBTTTI+, la Casa Hogar Paola Buenrostro ha cobijado a 15 mujeres trans, quienes se quedaron sin trabajo tras el cierre de hoteles y pensiones por la epidemia,
“De un día a otro se quedaron en la calle y sin trabajo”, nos cuenta Kenya.
Ahora en Cuautepec —alcaldía Gustavo A. Madero—, este grupo de mujeres trans está encontrando las herramientas para tener una autonomía económica con talleres de corte y confección, puesta de uñas y la preparación para presentar un examen diagnóstico en el INEA (Instituto Nacional para la Educación de los Adultos).
Las ilusiones son muchas. Las herramientas también. Ellas también van encontrando un camino distinto a la vida en la calle.
Entre los planes que hay, Kenya Cuevas dice que quieren armas cine debates o danza aérea para complementar los talleres. Otra vez, todo se lleva a cabo gracias a la participación de la sociedad.
Es como un ciclo de retribución —empatía y hermandad— hecho en las meras raíces de Cuautepec de Madero.
La red de ayuda
Kenya y sus aliados, aliadas, han tejido una red de ayuda para levantar refugios en Chalco, Estado de México, Cuautepec de Madero y la Guerrero, en CDMX y en Nayarit.
Mientras la red crece, Kenya no deja de pensar en que hay un objetivo por cumplir: ser feliz ayudando a otras a ser felices.
Pese a los escasos apoyos del gobierno —que ve desde su privilegio cómo ayudar a la clase baja—, la labor de Casa de Muñecas Tiresias no se detendrá. El plan es seguir buscando apoyos, tal como lo han hecho hasta ahora. Y claro, abogar por la empatía:
“Yo les digo que nos sumemos, que desgraciadamente vienen tiempos difíciles para todos, no nada más para los pobres, y si logramos entender el compartir, el tener una hermandad, el ser humildes, el apoyar; eso nos va a generar una empatía y entre todos vamos a poder sacar estos malos tiempos“.