En 2020 el IMCO (Instituto Mexicano para la Competitividad) llegó a la conclusión de que la recuperación para las mujeres trabajadoras en la pandemia será más lenta. A este análisis se sumó la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), señalando que el COVID-19 ha profundizado la desigualdad de género y precisamente atenta contra la economía de las mujeres en América Latina —que estarían en riesgo de pobreza extrema.
De hecho, la gravedad de esta situación —la recuperación económica y laboral de las mujeres en América Latina— puede acentuarse si los gobiernos no llevan a cabo políticas de apoyo fiscal y empleo que permitan la recuperación de este sector.
El #COVID19 ha profundizado nudos estructurales de la desigualdad de género en #ALC, lo que atenta contra la #autonomíadelasmujeres, dijo hoy @aliciabarcena. Dos de estos nudos son la desigualdad socioeconómica y la #pobreza, y la concentración del poder. https://t.co/HHJXH2hz8d pic.twitter.com/vAMCoBOd5G
— CEPAL (@cepal_onu) February 10, 2021
De lo contrario, cerca de 118 millones de mujeres estarán en situación de pobreza extrema y esto equivale a 23 millones más que el registro de 2019, explicó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, en confe de prensa.
Mujeres en riesgo de pobreza extrema en América Latina
Ayer —10 de febrero— la Cepal presentó el informe especial COVID-19 número 9 sobre ‘La autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad’.
Y como se iba perfilando durante 2020, la situación para las mujeres de América Latina será mucho más compleja que la de los hombres en cuestión de recuperación —ya que durante la pandemia las mujeres han enfrentado condiciones más adversas en el sector laboral, añadiendo cuestiones de seguridad como la violencia de género en el hogar y los feminicidios.
Va un ejemplo en voz de Alicia Bárcena:
“Las mujeres de la región son parte crucial de la primera línea de respuesta a la pandemia. Un 73.2% de las personas empleadas en el sector de la salud son mujeres, quienes han tenido que enfrentar una serie de condiciones de trabajo extremas, como extensas jornadas laborales que se suman al mayor riesgo al que se expone el personal de la salud de contagiarse del virus.
Todo esto en un contexto regional en el que persiste la discriminación salarial, pues los ingresos laborales de las mujeres que trabajan en el ámbito de la salud son un 23.7% inferiores a los de los hombres”.
Aquí la Cepal puso sobre la mesa un problemática sobre la brecha salarial —ejemplificada en el caso de las mujeres que forman parte del sector salud— pero los problemas se diversifican en empleos informales, la sobrerrepresentación de las mujeres en hogares pobres, la violencia y el desempleo.
En la pandemia de COVID-19 las mujeres fueron parte de una expulsión masiva de la fuerza laboral y como consecuencia pero fueron relegadas a las labores del hogar.
Esta situación impide que las mujeres latinoamericanas logren una autonomía económica y, lo peor, que se recuperen del golpe que asestó la pandemia en su economía.
¿Qué hacer?
La Cepal fue clara: si los Estados no intervienen con una política fiscal sostenible, de empleo, industrial, con perspectiva de género y transversal, 118 millones de mujeres estarán en situación de pobreza extrema.
Entonces, aquí la propuesta de la Cepal es que para las mujeres que dejaron de trabajar, como consecuencia de la pandemia, reciban un ingreso básico de emergencia de 120 dólares al mes —algo así como dos mil 400 pesos— durante un periodo de tres a seis meses.
La recuperación para las mujeres trabajadoras por el COVID-19 es más lenta: IMCO
Pero es esto es sólo una parte de las medidas que deben llevar a cabo los gobiernos latinoaméricanos.
Aquí dejamos la confe completa de Alicia Bárcena por si quieren echarle un ojo a detalle sobre esta situación de la que México forma parte.