Una mujer de 58 años de edad sueña con vivir como toda una persona en silla de ruedas, al grado que está dispuesta a pagar a un cirujano para que la ayude a convertirse en parapléjica. Dicha operación tiene un costo de 25 mil dólares.
Chloe Jennings White es una mujer sana y –como muchos ya suponen- tiene una rara enfermedad psicológica conocida como Trastorno de Identidad de la Integración Corporal (BIID), la cual señalan algunos expertos es causada por una falla neurológica y provoca que el sistema cartográfico del cerebro no perciba una parte del cuerpo.
“Algo en mi cerebro me dice que mis piernas no deben funcionar (…) tener cualquier sensación de ellas se siente mal”, señala White, quien para alcanzar lo que ella considera es su condición ideal, consiguió que un cirujano aceptara intervenirla y paralizarle las piernas. Dicho procedimiento tiene un valor de 25 mil dólares, razón por la que la investigadora de la Universidad de Cambridge ha tenido que postergar la operación.
Y si se preguntan “¿para qué pagar tanto, si tan fácil que es andar en plena avenida y que te lleve un micro?”, Chloe confiesa que en varias ocasiones ha intentado ser víctima de accidentes con el fin de perder las piernas: “Realizar una actividad que trae la oportunidad de quedar parapléjica (esquiar, por ejemplo) da una sensación de alivio a mi ansiedad causada por la BIID.”
En 2008, White participó en una investigación realizada por el psiquiatra Michael Firts, quien le diagnóstico BIID y le recomendó andar en silla de ruedas. Al principio, ella usaba la silla a solas, pero después se armó de valor y la comenzó a utilizar en frente de compañeros de trabajo.
Sabiendo las críticas que le ha acarreado a su paciente el uso de la silla de ruedas, el doctor Mark Malan Firts -quien actualmente trata a White- pregunta: “¿es mejor tener una persona que pretende necesitar una silla de ruedas o a una que intenta suicidarse?”.