Una muestra más de lo insensibles que son los guardianes del orden en cualquier parte del mundo.

Resulta que en Texas una mujer conducía a exceso de velocidad, y es que cuando el cuerpo llama no hay forma de controlarlo. Por cada retorcijón que sentía más le pisaba al acelerador, al punto de alcanzar las 66 mph en una zona de 50… además de pasarse un alto.

Fue entonces cuando el Sargento Gene Geheb detuvo el vehículo conducido por Lynn Bedford, a quien le valía gorro la multa que le pusieran: lo que ella quería era liberar la vejiga (en la que padece una infección, segun trató de explicar). Pero eso no le importó al oficial y siguiendo todo el fastidioso protocolo le pidió sus papeles.

Puede que si la mujer hubiera cooperado nada hubiera pasado, pero al oponerse, el policía hizo lo que “cualquiera” en su lugar y utilizando toda la fuerza bruta innecesaria arrestó a la mujer. Después de lo sucedido la sra. Bedford intentó demandar al oficial, pero el condado de Keen señaló que el agente no violó ninguna ley y sólo siguió los procedimientos correspondientes… lo que si le han de haber solicitado es un buen aromatizante para quitar el olor de los separos.

 

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