Desde que somos pequeños, tigres y elefantes de caricatura nos dicen todos los días en nuestro cereal que las vitaminas y minerales son esenciales. Por supuesto, esto es verdad, pero ímplicitamente también sugieren que si un poco de vitaminas son buenas, más deben ser mejor. ¿Será cierto?
Sin duda necesitamos de las vitaminas en nuestra dieta diaria. Las campañas mundiales por enriquecer los alimentos con estos compuestos han sido todo un éxito en la prevención de diversas enfermedades. Pero tomar complementos vitamínicos es una historia completamente diferente.
Si las vitaminas son buenas para nuestro organismo, deberíamos tomar todas las que podamos, ¿cierto? Los complementos vitamínicos que nos vende la industria farmaceútica pueden ser altamente benéficos en determinadas situaciones, como por ejemplo para mujeres embarazadas, niños pequeños o personas a las que no les da mucho el sol. No obstante, el exceso de vitaminas aún para estas personas puede ser perjudicial.
No podemos creernos el cuento de que tomar muchas vitaminas siempre será mejor. De hecho, desde hace mucho tiempo se sabe que el exceso de vitamina A (vital para la salud visual y el crecimiento) puede causar la caída del cabello y lesiones graves en la piel. Lo ideal sería determinar una cantidad exacta de vitaminas y colocarlas dentro de una pastilla, pero esto es virtualmente imposible, por más que las empresas dedicadas a fabricarlas insistan en lo contrario.
Un medicamente que contenga diferentes vitaminas y minerales tampoco es la solución, pues compiten por la absorción. Por ejemplo, si tomas grandes cantidades de calcio, no podrás absorber hierro, si tomas grandes cantidades de hierro no absorberás zinc, y finalmente si tomas demasiada vitamina C reducirá tu absorción de cobre.
En el mercado parece que las vitaminas son totalmente inofensivas, pues se venden alegremente como si fueran caramelos. La cuestión no es eliminar la venta de estos productos, sino comprarlos de manera responsable. No podemos dejarnos llevar por las campañas publicitarias que aseguran que el alto consumo de vitaminas es casi fundamental para la vida diaria. Por el contrario, el alto consumo justamente atenta contra la salud.