Porque no está chido que anden interrumpiendo un sabroso coyotito nomás para saber si uno quiere una innecesaria tarjeta de crédito, los legisladores de Morena pretenden hacer las reformas necesarias para darle un cortón al hostigamiento telefónico, práctica recurrente de bancos y empresas que prestan servicios.
El encargado de echarse el tiro con aquellos que marcan a los números de la gente en horas en las que hasta el velador está dormido será el coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, quien propondrá modificaciones a disposiciones de las leyes de Protección y Defensa al Usuario de Servicios Financieros, Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión y Federal de Protección al Consumidor. Papita…
“A todos nos es cercana la experiencia de recibir, diariamente y de distintos números telefónicos, llamadas con la intención de ofertar la venta de productos financieros o el cambio de proveedores de servicios de telecomunicaciones”, señaló Monreal al presentar la iniciativa, apuntando que lo grave no es ser interrumpido mientras uno se baña (y después no escuchar bien porque se sostiene una toalla), sino que lo grave del asunto es el uso indebido que particulares hacen de los datos personales.
De acuerdo con las fuentes de Monreal, bancos y empresas acosan a cerca de 20 millones de usuarios de líneas fijas… pero, como estamos en época millenial, el número aumenta considerablemente cuando hablamos de usuarios de telefonía móvil: 115 millones… y pese a tal nivel de perturbaciones, interrupciones y calambres auditivos, no hay registro de que haya multas a empresas que incurren en la práctica de la discordia.
Para que en un futuro los únicos acosos telefónicos que tenga la gente sean por parte de los ex (y ahí sí, cada quien verá cómo se las arregla), Monreal propone –en su iniciativa, claro– que se prohíba expresamente que proveedores y empresas recurran a sistemas de llamado telefónico, envío de mensajes de texto vía celular y mensajes electrónicos que nomás atascan los buzones de promociones de viagra, productos para la caída del cabello y catálogos de zapatos… obviamente esto no implicará que la gente que labora en las empresas que ofrecen estos servicios se queden sin chamba, sólo que lo podrán hacer únicamente cuando se cuente con un consentimiento previo, informado e inequívoco.