La Asamblea Legislativa del Distrito Federal se convirtió ayer, 7 de noviembre, en una sucursal de la Arena México. Diputados de Morena y del Partido de la Revolución Democrática (PRD) se agarraron a empujones, jalones de cabello, rasguños, insultos y algo más durante la sesión del martes. El enfrentamiento se debió a que los morenistas se opusieron a que se votara a favor de que los remanentes de participaciones federales de los próximos 30 años se destinaran a la construcción de una planta de termovalorización (que genera energía a partir de residuos). Los legisladores del partido de Andrés Manuel López Obrador solicitaron que esos recursos se otorgaran, en su lugar, a la reconstrucción de la capital tras los sismos de septiembre.

Según los diputados del Movimiento de Regeneración Nacional, de aprobarse el dictamen, los chilangos tendrían que pagar una deuda de 109 mil millones de pesos por las siguientes tres décadas.

La morenista Flor Ivonne Morales Miranda, presidenta de la Mesa Directiva, presentó una moción para suspender el dictamen… aunque no entregó previamente el documento. La legisladora acusó que Servicios Parlamentarios perdió el texto. Los otros partidos alegaron que Morena no había promovido en tiempo y forma dicha moción, por lo que esta no aplicaba. Los integrantes de la “esperanza de México”, entonces, tomaron la tribuna con mantas alusivas a supuestos actos de corrupción asegurando que la construcción de la planta se trataba únicamente de un negocio. La reacción no tardó en aparecer y diputados perredistas se subieron a cuestionar a los lopezobradoristas. Los forcejeos, empujones, jaloneos y hasta las mordidas comenzaron.

 

A la perredista Rebeca Peralta le recetaron un jalón de cabello y la morenista Citlali Hernández mostró los arañones que le propinaron en la campal en la ALDF.

Ante el caos, la diputada Flor Ivonne Morales trató de acabar la sesión (de acuerdo con la crónica publicada por el periódico Milenio, hasta rompió el micrófono para que los legisladores del PRD no hablaran). Los demás grupos parlamentarios lo impidieron y votaron a favor del dictamen para construir la planta termovalorización. Los legisladores también votaron para remover a la morenista Morales Miranda de la presidencia de la mesa directiva de la ALDF. Fernando Zárate, asambleísta del Partido Verde Ecologista de México, tomó su lugar.

 

Y a todo esto, ¿qué implica la planta termovalorizadora?

1) La planta tiene como objetivo convertir 4 mil 500 toneladas de basura, de 13 mil, que se generan diariamente en la Ciudad de México en electricidad. La planta se instalará en el Bordo Poniente, donde durante años se llevaron los residuos de la capital. De este ejercicio, en teoría, se obtendrá “energía limpia” y “no contaminante”. Con esta energía, se generaría la energía suficiente para que funcionen todas las líneas del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, además de que los edificios de gobierno tengan luz.

2) De acuerdo con varios reportajes del periódico Reforma, la Secretaría de Obras de la CDMX y la Agencia de Gestión Urbana le otorgaron la licitación para el proyecto a la empresa Veolia, la cual construirá la planta y la operará POR LOS PRÓXIMOS 33 AÑOS.

La publicación solicitó, vía transparencia, el contrato con la compañía y reveló que en este se establece un pago de 12 mil millones de pesos ÚNICAMENTE POR LA CONSTRUCCIÓN del proyecto. En ese contrato, sin embargo, no se especificaba cuánto nos costará a los chilangos la electricidad que saquen de nuestra basura. En la ALDF proyectó un pago de al menos 109 mil millones de pesos, o lo que es lo mismo, casi la mitad del presupuesto de toda la CDMX.

3) Entre las contraprestaciones que el Gobierno de la CDMX se ofreció a cumplir está aquella que los obliga a compra (a Veolia) la energía con la que operarán las 12 líneas del Metro por las próximas tres décadas.

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