En dos años, en el periodo de 1519 a 1521, tres tlatoanis del Imperio mexica se jugaron la vida ante una invasión extranjera que provenía, prácticamente, de otro mundo, y que supuso el fin de una era no sólo para la población de Tenochtitlan, sino para las ciudades vecinas y otras sociedades que se desarrollaron en Mesoamérica. Moctezuma, Cuitláhuac y Cuauhtémoc grabaron su nombre en nuestra Historia.
A 500 años de la resistencia indígena o la caída de Tenochtitlan, aprovechamos este texto para hablar un poco acerca de estos tres personajes que han sido un referente de valentía o hasta recelo —en el caso de Moctezuma— en nuestro país, en una etapa de la Historia que ha sido considerada como parte del primer momento del proceso de globalización.
Moctezuma II
Hoy vemos un buen de calles, estaciones del transporte público, parques y escuelas que llevan su nombre, pero hace siglos Moctezuma II Xocoyotl representaba el máximo poder en el Imperio mexica —que llegó a extenderse en la zona centro y sur de lo que hoy es México, gracias a una triple alianza integrada por las ciudades de Tenochtitlán, Texcoco y Tacuba.
El señor Encolerizado nació en 1468 en Tenochtitlan. Fue hijo del tlatoani Axayácatl e Izelcoatzin, hija del poeta Nezahualcóyotl.
De acuerdo con registros históricos, Moctezuma tuvo una vida sin contratiempos, hasta su nombramiento como huey tlatoani o jefe de la triple alianza en 1502.
Su manera de gobernar fue una especie de talón de Aquiles, pues si bien Moctezuma concentró todo el poder del imperio en su persona (y la nobleza) por encima de la población mexica, el destino de su pueblo cayó junto con él.
Moctezuma era conocido por medidas restrictivas como cerrar las puertas del gobierno a cualquier persona que no formara parte de la nobleza y a su alrededor había órdenes estilo: no puedes mirar al tlatoani a los ojos.
Sin embargo, su gobierno fue interrumpido por una amenaza extranjera, en medio de disertaciones místicas o religiosas —como los supuestos augurios que ya todos y todas conocemos: la aparición de una mujer que lloraba por sus hijos e hijas mexicas, bolas de fuego que surcaban el cielo o el incendio en el templo de Huitzilopochtli.
La llegada de Hernán Cortés
Se trataba de un grupo de sujetos que llegaron en “casas” a las costas del oeste y emprendieron un viaje hacia el corazón del imperio.
En el viaje, los españoles comenzaron a hacer alianzas con pueblos rivales de los mexicas, como los tlaxcaltecas, y esto significó la primera señal de la caída del imperio.
En noviembre de 1519 Moctezuma recibió a Hernán Cortés, sin luchas, ni combates. Y en medio de problemas de traducción que igual a los europeos no les importó, Tenochtitlan cayó en manos de enemigos por siete meses.
Durante este tiempo, Hernán Cortés hizo prisionero a Moctezuma —en el palacio de Axayácatl, hoy el Monte de Piedad, que terminó convirtiéndose en un cuartel español hasta la matanza en el Templo Mayor, perpetrada por Pedro de Alvarado.
¿Qué sucedió después? El 6 de junio de 1520 Moctezuma II e Itzcuauhtzin, jefe de los tlatelolcas, fueron asesinados —en el caso del emperador, aún hay discusiones sobre si fue asesinado por los españoles o los mexicas, que arremetieron en su contra por haber permitido la entrada de los españoles a Tenochtitlán.
Y aquí apareció una nueva figura.
Cuitláhuac
Tras la muerte de Moctezuma II, su hermano Cuitláhuac lideró la resistencia mexica frente a la invasión española.
De hecho, el tlatoani dio una de las más emblemáticas victorias en la historia de México: la batalla del 30 de junio de 1520, tradicionalmente conocida como la Noche Triste, cuando Cortés y sus aliados fueron expulsados de esta ciudad.
La investigadora del INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) Norma Elena Rodríguez cuenta en el texto ‘La noche triste de Cortés’ que los españoles fueron sorprendidos mientras intentaban pasar por la calzada Tacuba… pero que esta victoria sólo fue un respiro porque el español terminaría reagrupándose con los tlaxcaltecas en Otumba, ahí ganó una batalla contra los mexicas, decisiva en la destrucción de Tenochtitlán.
¿Y qué fue de Cuitláhuac? Entre noviembre y diciembre de 1520 el tlatoani murió a causa de viruela.
Cuauhtémoc
El Sol que desciende tomó el lugar de Cuitláhuac. Cuauhtémoc fue el último tlatoani y hasta agosto de 1521 dirigió la resistencia contra los españoles y aliados.
Fue hijo de Ahuízotl y Tlillalcáptl —hermana de Moctezuma II y Cuitláhuac. Es decir, era sobrino de los dos últimos tlatoanis del imperio.
El Sol que desciende siempre estuvo en contra del recibimiento que Moctezuma II le dio a los españoles y como general de la triple alianza apoyó a Cuitláhuac.
Sin embargo, era difícil que se llevará una victoria militar. La CNHD (Comisión Nacional de Derechos Humanos) cuenta en el texto ‘Asesinato de Cuauhtémoc, último emperador azteca‘ que la viruela, la falta de alimentos y las constantes victorias de los españoles y tlaxcaltecas configuraron su derrota.
Y aunque Cuauhtémoc buscó refugio en Tlatelolco, los españoles le dieron alcance y, tras tres meses de sitiar a Tenochtitlan, el tlatoani fue derrotado el 13 de agosto de 1521. Hace 500 años.
Cuauhtémoc fue hecho prisionero y en 1526 murió, en medio de acusaciones de conspiración contra Hernán Cortés.
A 500 años de la resistencia
El arqueólogo y antropólogo Eduardo Matos Moctezuma ha explicado que Tenochtitlan cayó no tanto por las tropas españolas.
Detrás —o al lado— de Hernán Cortés había otros factores sanitarios, militares y de política interna que reventó al Imperio mexica.
¿Cuáles? El apoyo que los pueblos rivales le dieron a Cortés —tan sólo basta saber que en las batallas llegaron a pelear cerca de 900 soldados españoles apoyados por más de cien mil aliados, tlaxcaltecas o de otros pueblos.
La viruela cobró cientos de vidas y la falta de alimentos terminó por doblegar la resistencia.
**Con información del INAH y la CNDH.