¿Andan curioseando? ¿Están mormados? ¿Se les apareció un escurridizo compadre de una tonalidad extraña? Están en el lugar correcto. Acá les tenemos un resumen de lo que siempre se habían preguntado sobre los mocos, pero que solo se lo podían preguntar al internet. Nomás no le vayan a contar a nadie a la hora de la comida.
Si les entró la duda de dónde vienen o por qué son de esos colores, vamos a echar una husmeada.
Para hablar de mocos, tenemos que hablar de mucosidad —la palabra técnica—, que es una sustancia pegajosa que se encuentra en todas nuestras vías respiratorias y algunos órganos vitales. Sirve para protegernos. Calienta el aire que respiramos, evita la resequedad y atrapa partículas extrañas para que no lleguen a nuestros pulmones.
¿Dato inútil? Nuestros cuerpos producen casi un litro de mucosidad al día.
¿Qué es un moco?
Pues un moco es esa mucosidad que se quedó en nuestra nariz después de haber cumplido su función.
Una vez que la mucosidad atrapó polvo, partículas, bacterias o gérmenes del aire que respiramos, se queda atrapada en los pelitos que tenemos en la nariz. Cuando todo eso se seca, entonces sí nos quedamos con lo que todos conocemos: un moco. A todos nos salen mocos e incluso, en cantidades razonables, es una señal de que tu sistema respiratorio está funcionando perfectamente.
Un moco es señal de que la mucosidad de nuestro cuerpo atrapó las partículas que podrían haber dañado nuestros pulmones.
¿Por qué son verdes o de colores?
La mucosidad es transparente, cuando se seca es blanca… pero los mocos —dependiendo de con qué tuvieron contacto— pueden cambiar de color.
Tradicionalmente, hasta en las caricaturas, los mocos son verdes. Curiosamente, se cree que son de ese color cuando entraron en contacto con una bacteria o porque estamos enfermos. Sin embargo, es una tonalidad que le da nuestro sistema inmunológico: si un glóbulo blanco entra en contacto con tu mucosidad, puede pintarse de verde. Sucede más seguido cuando estamos luchando contra una infección, pero también pasa en condiciones normales.
Si un moco es rojo o café, lo más posible es que entrara en contacto con sangre.
¿Y si es negro? Tranquilos que no hay mucho de qué preocuparse, lo más probable es que se trate de polvo, tierra o suciedad que respiraste durante los últimos días.