Luis Miranda, titular de la Secretaría de Desarrollo Social, es conocido por ser muy muy cercano al presidente Enrique Peña Nieto y a su grupo político. Se desempeñó en varios cargos durante la gestión de EPN como gobernador del Estado de México y también en la administración de Arturo Montiel. El funcionario federal también es reconocido por ser poco transparente durante su periplo como subsecretario de Gobernación, en la cual se negó a reportar sus funciones y sus datos patrimoniales para no “hacer público su posible conflicto de interés“. Miranda también es famosón por sus frases domingueras: como cuando le pidió a los queretanos “partirle la madre” a aquellos malosos que “quieren venir a su pueblo a quitarles el orden”, cuando dijo que la transparencia en los programas de Sedesol “no es mi problema“, cuando aseguró que el gobierno no puede acabar con la hambruna porque no saben en qué zonas están o cuando mostró su misoginia e ignorancia contra una legisladora de Morena que le pidió ponerse a estudiar.
El funcionario volvió a la carga con otro de sus jocosos y polémicos episodios. Luis Miranda declaró ayer, 23 de mayo, que se deben de redoblar los esfuerzos para reducir los índices de pobreza. Hasta acá todo va conforme al guión. Después de todo, es el secretario de Desarrollo Social, ¿no? Con su discurso atropellado y con pocas luces, el funcionario indicó que entre las medidas para combatir la pobreza en las entidades con mayores niveles, se mantendrá el precio de la leche en 5.50 pesos, cuando el precio comercial es de más de 17.50 morlacos. El secretario Miranda también afirmó que es un deber del Estado garantizarle educación, alimentación y estancia a los hijos de madres solteras “que no tienen dónde dejar, desgraciadamente, a sus hijos”. No habría problema alguno con el discurso de Luis Miranda… si este no chocara con el lujoso estilo de vida que se dan sus vástagos.
El diario Reforma documentó los contrastantes lujos que se dan los hijos del servidor público. Viajando por Nueva York, Washington, Massachusetts, Bruselas, Londres o Sochi. En India o Tailandia. Tampoco le hacen el feo a los destinos turísticos nacionales, a los dos hijos de Miranda se les puede ver paseando por la Riviera Maya, Oaxaca, Acapulco, San Miguel de Allende o Punta Mita. Haciéndole, igual que su padre, a eso del golf. O practicando esquí en Rusia. Ser cuatacho del presidente tiene sus buenas ventajas. La carrera política de Don Luis ha crecido exponencialmente a pesar de no contar con una gran trayectoria o una gran preparación académica. De acuerdo con la publicación, Luis Miranda fue de los elegidos del presidente Peña Nieto para acompañarlo en su encuentro privado con el Papa Francisco, durante su visita a México en febrero de 2016. “La única forma de hacerte saber el valor que le doy a tus enseñanzas es ponerlas en práctica a cada momento”, le escribió uno de sus hijos en Facebook con motivo de su cumple. Al parecer aprendieron bien.