En Puebla, las oraciones de la gente para revertir el “gasolinazo” no llegaron a las autoridades… pero sí a oídos celestiales. Sólo así puede explicarse la milagrosa aparición de una toma de hidrocarburos a los pies de un altar dedicado a la Virgen de Guadalupe.
Al nicho localizado en San Martín Texmelucan, diariamente cientos de peregrinos iban con garrafitas y tambos para llenarlos con el divino líquido que emanaba. Sin embargo, las herejes autoridades lograron detectar que un líquido corría de forma inusual sobre la Calle Ejido de Santa Catarina, así que realizaron los respectivos recorridos para enterarse del asunto.
De acuerdo con Reforma, una vez que se consiguió dar con el predio en el que se ubicaba la virgen de los hidrocarburos, la Policía Federal montó un operativo durante el cual un sujeto no quiso mostrar el contenido de su ayate (se opuso a la revisión, pues). “Ante la flagrancia del ilícito, efectivos federales dieron seguimiento al imputado y una vez detenido le retiraron el arma”, señaló el comunicado ofrecido por la PF.
Además del pseudo Juan Diego, los agentes consiguieron aprehender a cinco sujetos que, presuntamente, eran los encargados de llenar recipientes con la gasolina que colocaron al interior del altar guadalupano. El hallazgo, relacionado con la denominada “cultura del huachicol” (término con el que se conoce al combustible adulterado), evidencia el problema del robo de combustible en Puebla.
Los elementos de la PF aseguraron vehículos y el inmueble en el que se ubicó la toma clandestina. Por otra parte, dieron cuenta del hallazgo a Pemex, para que sea la paraestatal la que se encargue de cancelar la toma. Según Reforma, San Martín Texmelucan es uno de los municipios poblanos en los que más tomas clandestinas se han detectado. Sin embargo, nunca una tan sacra como ésta.
En el Estado las autoridades nomás se hacen “que la Virgen les habla”, porque incluso ya tienen identificada la franja en la que opera el crimen organizado: el denominado “Triángulo Rojo”, formado por los municipios de Tepeaca, Quecholac, Acatzingo, Palmar de Bravo y Tecamachalco. Pero nadie hace nada.
