Desde antes de su llegada a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador aseguró que el fracking estaría prohibido durante su gobierno. Promesas similares ha dado en eventos realizados en 2019 y también se aventó las mismas durante el 2020. Sin embargo, cosas curiosas —por decirle de alguna manera— se están presupuestando para el próximo 2022.
Se propone inyectarle más de 11 mil millones pesos para un proyecto de fracking.
Es una inversión llamada “Proyecto Aceite y Gas en Lutitas” que aparece con la Clave 1218T4L0028 en el presupuesto para Exploración y Producción de Pemex. Pueden revisarlo ustedes mismos DÁNDOLE CLICK AQUÍ.
El presupuesto consideraría invertirle 11 mil 657 millones 349 mil pesos a este proyecto dedicado al fracking que abarca todo el noreste de México. Empieza en Chihuahua pero toca Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Veracruz.
“Proyecto Aceite y Gas en Lutitas” comenzó a operar en 2013 y a la fecha sigue haciendo de las suyas.
A grandes rasgos —y sin ponernos muy técnicos— es una inversión que busca evaluar los yacimientos de gas en México, usando estudios geológicos y la perforación de pozos exploratorios. Desde que comenzó se vio envuelta en la polémica por no presentar impactos ambientales de las técnicas de fracturamiento hidráulico (fracking) al abastecimiento de agua.
¿Qué es el fracking y por qué la polémica?
Bueno, el fracking o fracturación hidráulica es una técnica para extraer gas del subsuelo profundo que comenzó a mediados del siglo XX.
Sin clavarnos demasiado, consiste en excavaciones profundas en terreno sólido —de 2 mil a 3 mil metros— en las que se le inyecta con muchísima presión una mezcla líquida de agua y sustancias químicas para fracturar las rocas del subsuelo. Al romperse, se libera el gas atrapado en la corteza y sube a la superficie.
¿Cuál es la polémica con esa técnica? Principalmente las sacudidas al subsuelo y los costos al medio ambiente.
Al inyectar líquido en el terreno y fracturar la corteza terrestres se crean conocidas “fallas” que hacen más factibles los terremotos o que los daños por terremotos tradicionales sean más notorios. Se sabe, también, que estas prácticas aumentan la sismicidad de la zona en la que trabajan.
En cuestión ambiental una de las primeras preocupaciones es el gasto de agua. La Alianza Mexicana contra el Fracking estima que cada pozo de gas que utiliza esta técnica gasta entre 9 y 29 millones de litros.
Además, ¿recuerdan que el fracking consiste en inyectar sustancias químicas al subsuelo? Pues esa parte del proceso está relacionado con la contaminación de mantos acuíferos en todo el mundo. Según los expertos hay más de mil casos documentados en Estados Unidos y se han encontrado cerca de 750 sustancias químicas tóxicas en el agua, relacionadas con la extracción de gas.
*Con información de USGS y la Alianza Mexicana contra el Fracking