Vamos a pensar en algo. Cierren los ojos e imaginen a un político, así nomás. ¿Cómo se ve? Probablemente tenga puesto un traje negro, muy bien peinado, zapatito boleado y mucho dinero disponible detrás de él -lo haya ganado por méritos propios o no-.  Quizás incluso hasta lo estén viendo rodeado de personas vestidas de la misma forma y hablando con ese tono cantadito que se usan para las propuestas.

Pero, ¿qué pasa cuando quien aspira a serlo se sale por mucho del prototipo? 

Justamente eso fue lo que pasó con Pedro César Carrizales Becerra, quien se postuló como diputado local del 8º distrito por Morena, Partido del Trabajo y Encuentro Social en el estado de San Luis Potosí. Obviamente el nombre no les dirá nada, pero desde su postulación, la imagen personal y el origen del candidato han causado mucha polémica.

Es mejor conocido como ‘El Mijis‘. Vivió en carne propia la realidad de las pandillas y de adentrarse al mundo de la delincuencia.

Foto: Heraldo de México / ‘El Mijis’ al centro

Tras las elecciones del pasado 1º de julio, resultó electo para ocupar un cargo entre los 27 diputados que integrarán la LXII Legislatura de San Luis Potosí. 

De acuerdo con el Programa de Resultados Electorales Preliminares -PREP- del Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de San Luis Potosí -CEEPAC-, la coalición de los partidos que lo postularon -antes mencionados- obtuvo 5 mil 250 votos y un total de 7 distritos en el estado.

En el 8º distrito, por el que se postuló, se posicionó casi 8 puntos porcentuales por arriba del segundo lugar, la coalición Contigo por San Luis.

Foto: CEEPAC San Luis Potosí

¿Por qué los ciudadanos votaron por él?

Esa no tendría que ser la pregunta, pero así es.

‘El Mijis’ es líder del ‘Movimiento Popular Juvenil’, el cual tiene como objetivo rescatar a jóvenes en situación de calle que vivieron situaciones similares a las suyas. Al rehabilitarse, comenzó a luchar por sacar a los jóvenes de un camino muy peligroso, la no discriminación y darles una oportunidad de desarrollo.

Su movimiento, que conjunta a miembros de 240 pandillas en todo el estado, comenzó desde el 2002 como un colectivo y desde el 2003 ya es formalmente una asociación.

Ante la cantidad de críticas que le llegaron a él y a los partidos que lo respaldan, por medio de sus redes sociales, Pedro César Carrizales ha compartido un poco de la historia de su vida y del por qué se postuló para un cargo de elección popular en el Congreso local.

Explica que creció en un entorno adverso, por lo que la falta de oportunidades lo llevó a recorrer un camino difícil. Ha participado en treguas de paz entre pandillas que son rivales desde años atrás con el único objetivo de que disminuya la violencia y la criminalidad.

El proyecto que dirige se denomina “Un grito de existencia”. Surgió con el propósito de visibilizar a los jóvenes que son discriminados por su atuendo, sus tatuajes y por las zonas en donde habitan. Además de la violencia cultural “que se expresa a través de la brutalidad policiaca y la ausencia de políticas públicas de inclusión social”.

En 2015, el movimiento encabezó una caravana por ciudades de San Luis Potosí, Coahuila, Nuevo León, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro y el Distrito Federal con el propósito de invitar a otros jóvenes a organizarse y hacer visibles sus problemáticas.

Foto: @MijisLocote

Es por ello que su propuesta política va encaminada a la construcción de nuevas actividades de inclusión, es decir, trabajo con la sociedad. Busca que las personas “puedan asumir roles y un estatus social diferente, recomponer el tejido social, trabajar en un auténtico proceso de transformación”. Asegura que así ha sucedido con el proyecto “Pinta tu cantón”, ya que es una forma de darle “chamba” a los jóvenes de las colonias del distrito.

Discriminación 

‘El Mijis’ derrotó a la candidata del PRD, Patricia Aradillas, y a el del PAN-Movimiento Ciudadano, Octavio Arredondo. Sin embargo, ha recibido múltiples muestras de discriminación a través de redes sociales. 

Y sí, por su imagen y por la gente que lo rodea gracias a la causa social que persigue. Algunos usuarios de internet lo han calificado como un delincuente, una persona peligrosa, como un pandillero, etc.

Asegura que la gente lo ha tratado de hacer ver como un ciudadano malo, “todo por su forma de vestir o sus tatuajes”. Afirma que se cansó de ver como por ser un “chico banda y la ciudadanía discrimina a estos jóvenes”. 

Defiende que está preparado para el cargo y que lo seguirá haciendo porque “nadie nace sabiendo”.

Hagamos un alto aquí.

El juzgarlo solamente por su imagen personal en comparación con la de otros políticos, no resultaría tan sensato. Aunque tomemos en cuenta que su diputación no sólo representa a quienes se identifican con su escaño social, sino también al resto de la ciudadanía que de igual manera exige representación “a la altura”.

Y entonces, ¿clasismo?

Digamos que quienes no hemos vivido en carne propia la situación de ese distrito, no podríamos juzgar la decisión que tomaron los ciudadanos que sí viven en esa zona. De igual forma, medirlo por sus tatuajes, por su forma de vestir, hablar o si nivel socioeconómico resultaría discriminatorio y sí, clasista.

Más bien tendríamos que pasarlo por la dura crítica de lo que ha logrado por su entorno, lo que propone y, sobre la marcha, lo que está haciendo para cumplirlo.

Recordemos que algunos políticos han aparecido frente a las cámaras con trajes impecables, peinados y sonrisas perfectas, pero han terminado en grandes fraudes. Algunas veces, con suerte, extraditados y pisando la cárcel.

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