Ser presidente de un país es de las peores chambas que hay. Hagas lo que hagas, siempre habrá gente inconforme con tu desempeño y claro, una vez que sales del cargo, no faltará quién te guarde rencor. Si no, pregúntenle a Michelle Bachelet, ex presidenta chilena que no fue muy bien recibida en su última visita a la ciudad chilena de Arica.
Bachelet ahora es candidata presidencial por los partidos Socialista (PS) y Por la Democracia (PPD), y realizaba un acto de campaña al norte de Chile. Mientras saludaba a los presentes, un joven de 22 años se acercó a ella y le escupió en la cara, también aprovechó para gritar consignas sobre el movimiento estudiantil del país andino.
Tras lo ocurrido, el joven fue asegurado por el personal de seguridad de la ex presidencia y fue entregado a la policía militarizada. Eso sí, dijo no estar arrepentido de lo que hizo. Es que es chavo y se le hizo fácil.
Distintos sectores políticos del oficialismo y la oposición en Chile condenaron este hecho. Aunque nadie nos haya preguntado, nosotros también condenamos lo sucedido. En nuestra opinión, por más gorda que nos caiga otra persona, las diferencias políticas e ideológicas nunca deben arreglarse por medio de agresiones.