Dicen que ‘ganar no es lo más importante, sino lo único’, a lo cuál me tomaría la libertad de también agregar que en ocasiones, ganar no lo es todo.

Y es que para saber ganar, hay que saber perder y por lo visto en las últimas horas, no hemos aprendido ni una, ni otra.

Mundial, elecciones, desilusiones y esperanzas. ¿es un nuevo amanecer?

Estoy seguro que no soy el único que en las últimas semanas -por no decir meses- ha visto pasar toda clase de opiniones, posiciones, discusiones, peleas y rupturas por las diversas posturas políticas de familiares y amigos; todas bajo el paraguas de la pluralidad y de respetar la opinión del otro…..hasta que deja de pensar como yo quiero que piense.

Inocentemente, pensamos que con el fin de las elecciones se terminarían los señalamientos, pero por el contrario, las denostaciones aumentaron en ambos sentidos.

Los que ganaron, menosprecian a los que perdieron, y los que perdieron, responsabilizan a los que ganaron. Irónicamente, hay momentos en donde pareciera que los papeles se invirtieron, pues los que tenían miedo de vivir en un país dividido son los primeros en crear divisiones al señalar a los “culpables” de la victoria de AMLO, mientras que los que navegaban con la bandera de la aceptación y la pluralidad, se mofan de los “perdedores” que prometieron irse del país si ganaba AMLO.

Sin embargo, en la democracia y en la construcción de un país, no hay “ganadores” ni “perdedores”, sino millones de personas, que necesitamos de millones de personas, para mejorar nuestro entorno, nuestra comunidad y como consecuencia a nuestro país.

Y es que la “victoria” y la “derrota”  no son más que momentos efímeros, llenos de una mayor responsabilidad de la que muchas veces les queremos asignar.  Solemos pensar que ganar es festejar para siempre y que perder es llorar para la eternidad, cuando en realidad,  ganar y perder no son más que detonadores de lo mucho que tenemos que trabajar para justificar nuestra victoria o bien, para sacudirnos de la derrota y alcanzar nuestros objetivos.  Ambos conceptos, llegan con una gran carga de responsabilidad, para construir y reconstruir.

 

A los que tienen miedo de López Obrador ¿no tendrían miedo si hubiera ganado Anaya o Meade?

A los que les “Duele México” ¿no les duelen los 200 mil muertos, la corrupción, la marginación y el aumento en los niveles de pobreza?

Hoy, tenemos que darnos cuenta de que no somos ganadores, ni perdedores, sino ciudadanos de un país que vive una realidad que nos obliga a estar más unidos que unidos que nunca, a ser solidarios y a tener empatía con el prójimo.  Un país que necesita dejar de pensar que “el pobre, es pobre por que quiere” y comenzar a pensar en qué hacemos para que TODOS los mexicanos, tengamos acceso a cosas básicas, como alimentos, salud y techo.

Hoy, no somos ‘ganadores’ ni ‘perdedores’.  Hoy, somos México.

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Fundé Sopitas como hobby y terminó siendo el trabajo de mis sueños. Emprendedor, amante de la música, los deportes, la comida y tecnología. También comparto rolas, noticias y chisma en programas...

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