#MexicanosChingones, es una nueva sección de Sopitas.com pensada para reconocer la pasión y entrega esos compatriotas que con mucho empeño han logrado poco a poco, convertirse en un ejemplo y fuente de inspiración para todas aquellas personas que aún no se han atrevido a cumplir, lo que sólo se logra con dos palabras: trabajo y disciplina.
En esta ocasión, profundizaremos en la vida de Alondra de la Parra, considerada una de las mejores directoras de orquesta de la actualidad, quien desde hace años está poniendo el nombre de México muy en alto con su trabajo, dedicación, y por supuesto, talento.
Hace poco tuvimos la oportunidad de platicar con ella sobre su niñez, su trabajo y otros detalles que nos ayudarán a saber un poco más sobre ella, así como de su próxima presentación en la Ciudad de México, musicalizando la película “West Side Story”.
Descubriendo el camino
Alondra de la Parra nació en Nueva York el 31 de octubre de 1980. Hija del escritor Manelick de la Parra Vargas y nieta de Yolanda Vargas Dulché, Alondra llegó a México cuando tenía dos años. De forma natural comenzó a sentir inclinación por la música y desde muy pequeña supo que se quería dedicar a ella por el resto de su vida.
“Desde muy chiquita descubrí que la música era mi todo, la verdad es que no me puedo acordar de cuándo empezó eso porque creo que siempre estuvo en mi vida y me encantaba. Mi mamá me metió a un concurso de Carl Orff, que es un método musical muy bueno para niños. A los cuatro o cinco años ya estaba tocando en orquestas infantiles.
Mis papás me inculcaron mucho el amor a la música porque ellos también la aman, entonces en mi casa siempre había música, no solamente clásica; nos llevaban a conciertos de todo tipo y nos hacían cantar a mi hermano y a mi. Nos decían ‘agarra la guitarra, agarra el piano’. Desde muy pequeña -a los siete años- comencé a tocar el piano.
Mi niñez fue muy normal. Iba a la escuela y tomaba mis clases. Me metía en todo lo que fuera musical y tuve varias bandas de rock, la primera cuando tenía nueve años e iba en la primaria Manuel Bartolome Cossio, que es una escuela activa y muy liberal, con un método muy padre porque los niños aprenden en la práctica. Fue muy importante porque había orquestas y coros”.
Más tarde, Alondra comenzó a tocar distintos instrumentos y estudio composición en el Centro de Investigación y Estudios Musicales (CIEM) de México.
“A los doce años comencé a tocar el chelo y a los quince tuve la oportunidad de estudiar en un internado para niñas en Inglaterra, que era completamente opuesto a la escuela de la que venía. La mayoría de las alumnas tocaba algún instrumento, leían música o cantaban muy bien. Fue donde se me abrieron los ojos y dije ‘esto es lo que me encanta hacer, quiero vivir metida en la música’, e hice estudios más serios. Es un tipo de educación donde a los quince años ya puedes decidir que vas a estudiar. Yo escogí matemáticas, física y música, y creo que eso fue decisivo. Ahí me tocó preparar a un grupo de estudiantes para un concurso donde todo parecía ir en nuestra contra, porque los demás grupos estaban compuestos por gente que tocaba muchos instrumentos y en el nuestro casi nadie tocaba nada. Únicamente otras dos chicas y yo tocábamos.
Al final logramos ganar la competencia contra todas las expectativas y predicciones. Tuvimos que hacer maravillas y fue en ese proceso de ensayos -Ensamblarnos, afinarnos y trabajar mucho- donde yo era la líder del grupo y dije ‘esto me encanta, me encanta trabajar con gente y lograr un concierto con un éxito colectivo’.
Por suerte siempre supe qué quería, me encarrilé y me enfoqué. A partir de la adolescencia esa era mi meta, todo lo que aprendía iba hacia esa dirección y no me distraía. Me di cuenta desde muy temprano que tenía que estudiar mucho, y que para ser director de orquesta debías ser un verdadero nerd de todo, aprender de orquestación, de composición, de análisis, de teoría musical, y eso hice”.
Todo ese esfuerzo la llevaron a obtener una beca en la Manhattan School of Music de Nueva York, donde obtuvo licenciatura en Piano (amparada por la tutela de Jeffrey Cohen) y Maestría en Dirección Orquestal (con la tutela de Kenneth Kiesler), ambas con los más altos honores.
Para el 2005 Alondra debutó como directora huésped con la Orquesta Filarmónica de Jalisco.
El trabajo de una directora de orquesta
Resumir el trabajo de un director de orquesta no es fácil, sin embargo, cuando le pedimos que lo hiciera, sus ojos se iluminaron y nos habló apasionadamente de ello.
“El director de orquesta es el líder del grupo, el que toma las decisiones musicales fundamentalmente, desde las más pequeñas hasta las más grandes, que van de ‘¿qué vamos a tocar?’ a ‘¿cómo vamos a tocar esta nota, o a ensamblar esta frase musical?’.
A través de sus gestos físicos y sus palabras en el ensayo, el director debe lograr que una orquesta, en un período de tiempo corto, se prepare para dar lo mejor de sí. Mi trabajo es que cada músico sea lo mejor que puede ser, no sólo individualmente, sino contribuyendo al desarrollo y al trabajo colectivo. Es el hilo conductor por el cual pasa la información de la música, pero que no empieza ni acaba en el director, más bien comienza en la partitura y es transmitida por los pensamientos, el análisis, la musicalidad y las decisiones del director. Así la orquesta emite el sonido que llega a la audiencia”.
Entonces nos surgió una duda: Así como los comediantes saben que las cosas no van bien cuando no escuchan risas en sus presentaciones, o los cantantes de rock pueden ver qué tan prendido u apagado está su público ¿en el caso de Alondra, hay forma de percibir qué tanto conecta su dirección con la audiencia?
“Sí, por supuesto el director está volteado, mirando hacia otro lado, y no puedo verlos mientras estoy dirigiendo. En ese aspecto es peculiar y diferente, pero lo siento, es una energía que se percibe cuando la orquesta está involucrada y metida dando de sí todo. Si hay 100 músicos conectados sobre el escenario es muy difícil que el resto de la gente no se conecte. Y cuando esto ocurre se siente perfectamente, también cuando volteo hacia el público para dar las gracias y recibir el aplauso observo, siento y vibro muy bien cómo están”.
La Orquesta Filarmónica de las Américas
Para el 2003, en la Ciudad de Nueva York Alondra fundó la Orquesta Filarmónica de las Américas, cuya misión es difundir y promover las obras de los compositores y solistas jóvenes del continente americano.
Aunque a lo largo de su carrera ha tenido vivido momentos, para ella el momento que recuerda con más cariño es su debut con dicha orquesta:
“El momento que recuerdo con más cariño de mi carrera fue el primer concierto de la Orquesta Filarmónica de las Américas, en Nueva York. Era el 2004, tenía 24 años y fue muy emocionante pues no tenía idea de cómo se fundaba una orquesta y sin darme cuenta lo estaba haciendo. Era toda una emoción poder juntar a esos músicos y ver cómo llenábamos la sala en una ciudad tan difícil como Nueva York, donde nadie nos conocía ni a nosotros, ni a la música que estábamos presentando. Fue un concierto muy emocionante donde tuve la ayuda de muchos amigos de la escuela y compañeros que realizaron diversas funciones para ayudar a que el concierto saliera adelante. Llegar al escenario, ver la sala llena y que todo estuviera caminando ya era un triunfo pues todos éramos unos chavitos sin mucha idea de lo que estábamos haciendo. Realmente usamos nuestra intuición y nuestro amor por la música, fue muy emocionante y sonó padrísimo.
Ese fue el nacimiento de la Filarmónica de las Américas”.
Paralelamente, con esta orquesta también desarrolla un programa educativo para niños, tanto de escuelas públicas del Bronx en Nueva York, como para orquestas infantiles en México.
Al respecto de la educación, quisimos saber cómo ve a la música de orquesta en México, en comparación con el resto del mundo:
“Creo que tenemos que enfocarnos mucho más en la educación, por ejemplo, realmente no hay muchas oportunidades de aprender dirección de orquesta en las escuelas, es muy importante que esto cambie para que la gente que se quiera dedicar a esto pueda estudiarlo. Creo que el talento nos sobra pero nos falta poner más énfasis y atención en la educación musical”.
Actualmente Alondra también se desempeña como Embajadora Cultural del Turismo de México.
Forjando su nombre en el mundo de la dirección
La carrera ascendente de Alondra la han llevado a dirigir orquestas como las de Puebla, Estado de México, Aguascalientes, Xalapa, Jalisco, Sinaloa, la Orquesta Sinfónica Nacional en el Palacio de Bellas Artes y la Sinfónica de Minería. También participó en los festejos por el Bicentenario 2010, dirigiendo a los pies del Monumento a la Independencia.
En el marco de esa celebración, también ofreció 9 conciertos con taquillas totalmente agotadas en 6 ciudades del país y para el 150 Aniversario de la Batalla del Cinco de Mayo, dirigió un concierto en la Basílica Catedral de Puebla.
En el 2012 tuvo tres temporadas de conciertos con la Orquesta Filarmónica de Jalisco, donde contó con la colaboración de figuras como Chad Hoopes, Carla Dirlikov, Pablo Sáenz Villegas, Jan Lisiecki, Anthony Giovanni Tamayo, Simone Dinnerstein, Ana Karina Álamo, Megan Rose Williams, Stefan Schulz y la soprano Irasema Terrazas, así como directores huéspedes de la talla de Oriol Sans, Dietrich Paredes, Sergey Smbatyan y Kenneth Kiesler, por mencionar algunos.
Internacionalmente también ha tocado con muchas filarmónicas de primer nivel alrededor del mundo, como la Orquesta de París, con la que debutó en el 2013, y la Orquesta Sinfónica de Radio Berlín.
Podríamos pensar que alguien como Alondra ya hizo todo, sin embargo, aún tiene muchos retos y anhelos por delante…
“Me falta muchísimo, esta es una carrera muy larga que se va haciendo poco a poco con los años y la experiencia. Sí, me ha tocado ir a muchos lugares del mundo pero todavía tengo mucho de donde crecer. Aunque he trabajado con cantantes de ópera y me entrené nunca he realizado una producción de ópera completa, cosa que me encantaría hacer. También me gusta mucho el ballet, lo he hecho pero quiero hacer más. Disfruto mucho el trabajo con niños así como toda la parte educativa y ahí siempre hay para donde moverse.
Por supuesto el repertorio sinfónico es enorme y hay muchas obras que me faltan por hacer. Aunque llevo más de 10 años en la profesión apenas voy comenzando”.
Entre su discografía se encuentra Mi Alma Mexicana (2010) y Travieso Carmesí (2011).
El otro lado de Alondra…
Todos conocemos a la Alondra que se planta segura a la hora de dirigir a las mejores orquestas del mundo, sin embargo ella también tiene héroes.
“Alguien a quien admiro muchísimo se llama José Antonio Abreu, un venezolano que fundó el sistema de orquestas y coros de su país. Actualmente hay más de 500 mil niños tocando en orquestas en Venezuela y en parte es por él. Es un gran líder y maestro, una persona en verdad increíble”.
Unos párrafos atrás Alondra mencionó que tuvo varios grupos de rock cuando era chica, eso nos llevó a preguntarle sobre el tipo de música que escucha actualmente.
“Escucho de todo. Lo que me pasa es que, como todo el tiempo ando en la música, cuando estoy en casa, en la playa o en algún momento de relajación lo que menos quiero es oír música, pero veamos ¿qué escucho? Me encanta una cantante que se llama Melody Gardot, también me gusta José González, así como Caetano Veloso y toda la bossa nova”.
De hecho, sus ratos libres los dedica para estar cerca de la gente que ama.
“Casi siempre estoy con mi familia. Viajo tanto y mi trabajo es tan demandante que mi tiempo libre es totalmente para ellos y mis amigos. Tener tiempo con ellos es lo más importante, como no puedo tener una vida rutinaria que me permita verlos constantemente, si tengo tiempo libre lo dedico a eso”.
Para ella las cosas son claras, si no se hubiera dedicado a ser directora de orquesta, aún así su camino habría sido la música.
“La verdad no tengo nada en mente que otra cosa pudiera haber sido. Por supuesto me encanta cocinar y el arte en general -el cine, el teatro, la danza- pero personalmente no me veo más que en la música. Quizá si no fuera directora de orquesta me gustaría ser clarinetista de Jazz”.
West Side Story
El próximo miércoles 1 de julio, Alondra de la Parra se presentará en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México para musicalizar West Side Story (Amor sin barreras), cinta dirigida por Robert Wise y Jerome Robbins, ganadora de 10 premios Oscar, entre ellos Mejor Película, Mejor Director y Mejor Música.
En esta ocasión se encontrará acompañada por la Orquesta Filarmónica de las Américas, aunque no será la primera vez que musicalizará una película.
“Una vez me invitó la Orquesta de Lyon, en Francia, a dirigir ‘Fantasía’, de Disney. Hicimos varias presentaciones en vivo y es difícil. También hice otra película en Cuernavaca que se llama ‘Polen, alas de vida’ y que es preciosa, habla precisamente del polen, es de Disneynature y quedó algo muy padre.
Este es el tercer proyecto que hago de acompañar una película en vivo, pero no tiene que ver nada con los anteriores porque West Side Story es una partitura inigualable en el mundo de la música, no hay una composición de ese tamaño para un musical así.
Es más, toda la cinta fue hecha alrededor de su partitura pues la música y la orquesta son protagonistas, entonces será un reto muy lindo poder acompañar las voces originales de la película y que la gente que vaya al Auditorio pueda ver la película original pero con una orquesta en vivo, lo cual cambia la dimensión de la experiencia. Normalmente uno la ve y la música está comprimida o la oyes en las bocinas de una televisión y no es lo mismo, ni siquiera si la pusiéramos en un cine, esto es mucho más que ello, es una partitura que merece esa atención y ese tipo de presentación espectacular.
No todo el mundo ha visto West Side Story, muchos la conocemos porque nuestros padres o abuelos nos la pusieron. Fue una película revolucionaria, así que mi intención es que las nuevas generaciones la conozcan y continúe viva en la mente y en el sabor musical de la gente”.
Alondra nos contó que lograr sincronizar una orquesta con las imágenes de una película en pantalla grande requiere un esfuerzo monumental de varios meses de preparación.
“Llevo estudiando ‘Amor sin barreras’ muchos años. Incluso me tocó hacer la premiere en Nueva York de la obertura de la película en 2009 y ser la primera en tocarla con el New York Pops en Carnegie Hall; entonces digamos que todos esos años cuentan porque de cierta forma llevo todo ese tiempo estudiándola. Esta partitura es distinta porque es toda la que ya conozco, más toda la música incidental que va acompañando las escenas. En aprenderlos tardo varios meses y luego, dos días antes viene el ensayo con los músicos. Es muy rápido y hay muy poco margen de error”.
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Y así terminamos nuestra charla con Alondra de la Parra, una mexicana que definitivamente brilla con luz propia y que nos hace sentir muy orgullosos. Si tienen oportunidad no dejen de verla en acción el próximo 1 de julio cuando dirija West Side Story. ¡Allá nos vemos!
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Por @gabrielrevelo