Ante la pandemia de coronavirus COVID-19 a la que se enfrenta la humanidad, uno de los grupos de la población más vulnerable al contagio son aquellas personas (hombres y mujeres) que se encuentra en reclusión. Lo anterior debido a las condiciones de hacinamiento, falta de higiene y de cuidados sanitarios de las prisiones.
Ya que pusimos esto sobre la mesa, ahora es importante hablar de un sector aún más vulnerable en las cárceles: las mujeres y niñas.
Angela Guerrero de la Asociación Civil mexicana CEA Justicia y Carolina Villagra del Departamento de Psicología de la Universidad de Chile presentaron una serie de recomendaciones para los sistemas penitenciarios en Latinoamérica para que se adopten con urgencia medidas para garantizar el cuidado, la prevención, tratamiento y contención del COVID-19.
- Planes de acción con perspectiva de género
En América Latina, las niñas y mujeres encarceladas representan el 8.4% de la población carcelaria total, sin embargo en los últimos 10 años ha habido un aumento desproporcionado.
Por ejemplo, a nivel mundial la población masculina encarcelada creció un 20% entre 2000 y 2007, pero en las mujeres aumentó un 53%. Para Sudamérica el aumento fue de 145%.
De acuerdo con el informe presentado, la mayoría de mujeres privadas de la libertad en prisión se encuentran por una medida preventiva o condenadas por delitos menores o relacionados con drogas.
La cosa es que están vinculadas en tareas de bajo nivel en la estructura de los cárteles pero que tienen un alto riesgo de captura o penalización: venta de droga en pequeña escala, transporte de sustancias ilícitas, etc.
Para darnos una idea, cerca el 90% de las mujeres en prisión tienen hijos o hijas menores de edad, en muchas ocasiones ellas son la cabeza de familias monoparentales, sufrieron de violencia doméstica, provienen de hogares con altos niveles de marginación socioeconómico, etc.
Es por eso que los planes de acción ante el coronavirus en las prisiones debe tener perspectiva de género ya que las necesidades entre hombres y mujeres son distintas.
- Garantizar el contacto con el mundo exterior
Es indispensable que las mujeres conozcan en qué estado se encuentran sus hijos, familia y quienes los han estado cuidando. Si se prohíben las visitas para reducir el contagio, se sugiere el uso de videollamadas o llamadas por teléfono móvil.
- Visitas de órganos independientes de observación y de asistencia legal
Tomando las medidas de higiene y distancia necesarios, los órganos de observación y asistencia legal deben seguir prestando ayuda a las mujeres recluidas.
- Evitar nuevos ingresos a cárceles
Usualmente las mujeres encarceladas no representan riesgo para la sociedad, se inician en el delito tardíamente, son menos violentas y reinciden menos que los hombres. El que estén encarceladas empeora las condiciones de pobreza y exclusión con las que ingresaron en un principio.
Es importante que las autoridades en Latinoamérica evalúen la necesidad de dictar la medida cautelar de prisión preventiva para casos de delitos menores y hacer uso de condenas cortas -menores de 12 meses-.
- Medidas legales que permitan reducir la población femenina encarcelada
Estas medidas pueden ser indultos, salidas anticipadas, sustitución de penas y otras formas que permita cada país. Deben ser prioridad las mujeres embarazadas, en periodo de lactancia, con hijos menores de edad y adultas mayores con enfermedades crónicas.
- Planes de reinserción social
Se debe garantizar la movilidad del centro penitenciario a la vivienda, así como la atención inmediata en las dependencias de salud gubernamentales.
Además, la entrega inmediata de documentos que faciliten la identificación, así como la facilitación de albergues para quien no tenga acceso a una vivienda.
Para abonar al debate @cavillagrap y yo presentamos algunas ideas y propuestas sobre las mujeres en prisión y la pandemia de Covid19 en América Latina. Acá el documento 👇🏽 https://t.co/OxGcwG1g3a pic.twitter.com/LloXWPGjhY
— Angela Guerrero (@angelaguerreroa) April 3, 2020