Dentro del círculo de Donald Trump habrá todo tipo de especímenes raros y gandallas, pero algunos todavía tienen algo que deberían intentar adquirir ciertos funcionarios mexicanos (cof, Videgaray, cof, Miranda): vergüenza.

Aunque iba con el aval del mismísimo presidente, el nominado a juez federal, Matthew Spencer Petersen, desistió de la chamba tras quedar evidenciado que no contaba con el mínimo de experiencia que el cargo requiere. Quizás por haber quedado expuesto en video o por lo que sea, pero el abogado no quiso quedarse “a aprender” luego de que se hizo viral el ridículo que le hizo pasar el senador John Kennedy quien, pese a ser republicano, no fue condescendiente al percatarse de lo “verde” que estaba el chavo.

“¿Alguno de ustedes no ha emitido el veredicto de un caso en una sala del Tribunal?”, preguntó Kennedy. Para quemón de Spencer, él fue el único de los cinco entrevistados que levantó la manita… y de ahí vino la masacre: ¿ha llevado algún juicio con jurado?, ¿civil?, ¿criminal?, ¿juicio de silla?, ¿Tribunal estatal o federal?, ¿alguna vez ha tomado una declaración?… de todas las preguntas, Spencer sólo respondió que sí a la última… y eso, con limitaciones: “¿Cuántas declaraciones?”, cuestionó el senador… y bueno, quedó más que comprobado que el recomendado de Trump nomás no la armaba: menos de cinco declaraciones y ya quería ser juez federal.

Y ahí no paró el asunto. Kennedy lo siguió cuestionando para obtener sólo respuestas negativas y, por último, ya que quería ser juez, le dio la estocada: “¿cuándo fue la última vez que leyó las normas federales de procedimientos civiles?”… no  pos no, sólo balbuceos por parte del abogado que se desempeña en la Comisión Federal Electoral. Por cierto, el video fue amablemente difundido (sin  ninguna malicia) por el senador demócrata Sheldon Whitehouse, quien no dejó de remarcar el hecho de que las preguntas de Kennedy eran básicas de la ley… Spencer no respondió ni una sola.

En una carta a Trump en la que desistió de la nominación a juez, Petersen dijo que “no es ajeno a las realidades políticas” y no deseaba ser una “distracción continua” para el trabajo del presidente o la administración. Se lamentó de su actuación en la audiencia  y dijo: “esperaba que mis casi dos décadas de servicio público tuvieran más peso que mis peores dos minutos en la televisión”.

Ah, pero aquí quedan igual o peor… y ya en el cargo. Y ahí siguen.

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