El monstruo de Frankenstein en que se ha convertido la Constitución de la Ciudad de México sigue dándonos de qué hablar. La semana pasada se armó un gran merequetengue en torno a la plusvalía, junto con el siniestro y comunista intento de nuestras autoridades por despojarnos de la propiedad privada. Y ahora, en la votación de la Asamblea Constituyente del pasado domingo 11 de diciembre, se votó sobre la Carta de Derechos.

¿Qué se resolvió en esta sesión?

Se votó a favor de la protección de los animales, uno de los proyectos que fueron enviados a revisión y que estuvieron a punto de no ‘hacerla’ en el documento, ya que algunos diputados insistían en sacarlos de la Constitución. Sorprendentemente, según la periodista Katia D’ Artigues, también se votó a favor del matrimonio igualitario, una de las propuestas más progresistas que se presentan en la Carta Magna capitalina, y que en algún momento llegó a pender de un hilo.

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Pero también hay malas noticias en esta resolución. El proyecto de Miguel Ángel Mancera sobre la no criminalización del uso de la marihuana no la armó, quedándose fuera de la redacción final (¡que Snoop Dog nos ampare!). Además, el pasado 3 de diciembre, a pesar de que Dolores Padierna -coordinadora del PRD en la Asamblea Constituyente- dijo que la Constitución de la Capirucha será más picuda en materia de derechos humanos que la federal… dejó en claro que el tema del aborto tampoco irá; pero que eso se debe a que no quieren intervenir con la legislación vigente. O sea, nuestra Constitución es progre, súper progre, hasta que ya no lo es.

La Constitución chilanga ha dejado de lado iniciativas realmente importantes para los habitantes de la Ciudad de México (entonces no se puede); pero aprobó el proyecto de matrimonio igualitario a pesar de las diversas manifestaciones, opiniones y protestas en contra (entonces sí se puede).

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Una iniciativa ilógicamente polémica

Después de que fuera desechada la iniciativa que el presidente Enrique Peña Nieto presentó el pasado 17 de mayo, en el Día Nacional de la Lucha contra la Homofobia; la inclusión del proyecto de matrimonio igualitario en la Constitución de la CDMX es aire fresco en un ambiente viciado por las consignas en contra de los derechos de los otros. Diputados del PRI, PVEM, PAN, Nueva Alianza y Encuentro Social dieron marcha atrás a la propuesta federal -y un revés a los derechos humanos- el pasado 9 de noviembre, cuando no se hablaba más que del triunfo de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos.

¿El argumento que utilizaron para desdeñar la propuesta? Según nuestros legisladores, esa tarea le tocaba a los Congresos de cada entidad federativa.

La iniciativa de EPN proponía la modificación de 14 artículos del Código Civil Federal para eliminar la premisa que indica que la finalidad del matrimonio es “perpetuar la especie”. En cambio, se buscaba tipificar el matrimonio como la unión libre de dos personas mayores de edad que tienen la intención de tener una vida en común para procurarse ayuda mutua, respeto, igualdad y solidaridad.

Además de una modificación al artículo 4, misma que indique que toda persona mayor de 18 años tiene derecho a contraer matrimonio sin ningún tipo de discriminación.

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¿Qué reacciones provocó el proyecto de Peña Nieto?

Para empezar, movilizaciones por parte del Frente Nacional por la Familia, una organización que se dice conformada por “millones de padres de familia” y “más de mil instituciones de la sociedad civil”, en el que se incluyen iglesias cristianas, evangélicas, mormones y laicos católicos. La respetuosa organización, eso sí,  dejó muy “clarito” que no se manifestaban “por odio a nadie”—ajá—: ni contra los homosexuales, ni contra el presidente Peña Nieto, ni contra algún partido político.

Y, ¿por qué los miembros del Frente y demás opositores de la propuesta le tienen tanto miedo al matrimonio igualitario, la adopción entre personas del mismo género y la mal llamada ideología de género? De acuerdo con Ricardo Quintana, este patrón es perpetuado por los homófobos tolerantes ( los que dicen “que hagan lo que quieran en su casa, pero que mis hijos no los vean porque los van a imitar”), pues ven amenazado el esquema tradicional de familia que quieren inculcarle a sus hijos.

Porque, obvioooo, los gays llevan una vida promiscua, soez, asquerosa y diferente. Los homófobos tolerantes, dice el especialista, no tienen problema con la homosexualidad “siempre y cuando permanezcan allá… en sus bares y sus casas”. (¿Recuerdan la repugnante conversación que motivó la película Pink: el rosa no es como lo pintan? Este… ¿filme?… reafirmaba todos los estereotipos negativos sobre los gays, y argumentó su visión discriminante bajo el amparo de la libertad de expresión).

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El Frente Nacional por la Familia ha sido comparado con grupos reaccionarios de la ultraderecha estadounidense, como el Ku Klux Klan, por defender el privilegio de algunos ciudadanos sobre el de otros.

Al final del día, la redacción de la Carta Magna de la capital dejó de lado puntos clave en materia de derechos humanos y políticas progresistas—como la inclusión del derecho al aborto o la no criminalización de la marihuana—; pero, por lo menos, el sí al matrimonio igualitario se queda como un derecho inalienable en la Constitución de la Ciudad de México. Hecho que vale la pena celebrar.

FOTOS: GETTY IMAGES, NOTIMEX

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