Ingenuamente, una gran parte del mundo pensaba que las escenas de violencia y masacres en Sudáfrica era cosa del pasado. Desgraciadamente, las imágenes del ataque con el que ayer la policía contuvo a un grupo de mineros que exigían un aumento de sueldo nos demuestran lo contrario.
Esto sucedió en la mina Lonmin Platinum, ubicada en Marikana, unos 100 kilómetros al noreste de Johannesburgo. Por bajos sueldos y malas condiciones de trabajo, los mineros de este complejo explotado por una firma británica, se fueron a huelga desde el pasado viernes, fecha en la que también comenzaron a registrarse enfrentamientos entre sindicatos rivales: la mayoritaria Asociación de Trabajadores de la Minería y la Construcción (AMCU) y la Unión Nacional de Mineros (NUM).
El conflicto entre la NUM y la AMCU no es nuevo. Hace 8 meses inició este conflicto territorial que llevó a la firma que explota la mina a suspender sus operaciones en todas sus metas. Si tomamos en cuenta que Sudáfrica produce el 12% del platino a nivel mundial, entonces podemos darnos cuenta de la gravedad del asunto.
Hasta el pasado miércoles, estas huelgas y protestas ya habían dejado un saldo de 10 personas muertas (seis mineros, dos policías y dos guardias de seguridad) tanto por enfrentamientos entre los propios huelguistas, así como con las fuerzas de seguridad.
Sin embargo, la represión más cruel tuvo lugar el día de ayer, cuando unos 3,000 mineros que se encuentran en los alrededores de la mina rodearon a la policía. De acuerdo a varias agencias noticiosas, las fuerzas del orden abrieron fuego después del ataque que sufrieron por parte de un grupo de individuos armados con machetes y lanzas.
Aquí las imágenes que les advertimos, son fuertes, por lo que aconsejamos discreción.
De momento se reportan 34 muertos y 78 lesionados, aunque este número podría incrementarse en las próximas horas. No sé sabe con precisión si algún policía fue muerto o herido en este suceso.
Aunque Sudáfrica posee el 80% de las reservas de platino a nivel mundial, los costos laborales y el descenso del precio de este metal hace que la industria minera de aquel país sufra terribles obstáculos.
Tristemente descubrimos que no sólo en nuestro país las condiciones en las que trabajan los mineros son deplorables.
