Les presentamos a Erik Roner, un deportista extremo que decidió arriesgar su vida para demostrar que el método de viaje de Mary Poppins sí funciona. El buen Roner nos demuestra que es posible utilizar una sombrilla (modificada, claro) para detener una caída de varios cientos de metros.
Aprovechando una soleada mañana de California, el deportista se eleva a un punto donde pueda lanzarse de manera segura con la ayuda de un globo aerostático del cual se deja caer equipado sólo con una sombrilla y un paracaídas de repuesto (por si las dudas) mientras otro paracaidista documenta la acción.
No obstante, a menos de diez segundos de haberse lanzado, la sombrilla cede ante la extrema presión del aire y se voltea totalmente, inutilizándola y obligando a Roner a utilizar su paracaídas de emergencia.
Nadie resultó herido durante la prueba para demostrarnos que, después de todo, Mary Poppins estaba equivocada.
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