Marisela Escobedo fue una activista mexicana asesinada en 2010 enfrente del Palacio de Gobierno de Chihuahua tras dos años de lucha para obtener justicia por el feminicidio de su hija Rubí, asesinada en 2008.
En 2012, el entonces gobernador de ese estado, César Duarte, anunció que con la muerte del feminicida de Rubí y el “suicidio” del chivo expiatorio que usaron para justificar la muerte de Marisela quedaba oficialmente cerrado el caso de ambas mujeres.
“No podemos dejar que casos como el de Marisela se olviden porque si permitimos eso entonces todos nos ponemos en riesgo ante el sistema de justicia que todavía en la actualidad prevalece”, nos explica Carlos Pérez Osorio, director del documental de Netflix “Las tres muertes de Marisela Escobedo”.
Este documental basado en la historia de Marisela Escobedo, en su lucha, la de su familia y en las ridículas maniobras del gobierno mexicano para evitar que el caso se resolviera nos muestra la cruda realidad no solo de una mujer, sino de miles y miles que han sido asesinadas en nuestro país sin justicia.
Es por eso que nos sentamos a platicar con Carlos Pérez y con Laura Woldenberg, productora ejecutiva del documental, quienes nos contaron un poco de lo que se encontraron durante la investigación y realización del material, así como las trabas a las que se enfrentaron.
“Descubres la creación de falsos culpables, la creación de chivos expiatorios, que se utilizaron prácticas de tortura, encuentras la colusión de las autoridades con el crimen organizado. Es por eso que la historia de Marisela es una historia tan impresionante y genera tanta admiración porque la justicia le cerró las puertas no una, sino mil veces“, cuenta Laura Woldenberg.
En este mismo sentido, el director del documental nos explicó que a pesar de que la historia de Marisela y su lucha es un referente del activismo en México y uno de los más claros ejemplos de la corrupción e incompetencia del sistema de justicia no mucha gente la recuerda. Es por eso que este documental está hecho para no olvidar.
En el camino se toparon con personas que tenían miedo de dar su testimonio por miedo a las represalias que tantos años después aún podrían existir. Se encontraron con que los jueces que exoneraron a Sergio Rafael Barraza, feminicida de Rubí, no quisieron dar su testimonio. Con que casi 10 años después aún no hay justicia ni para Marisela ni para su hija, ni para las miles de muertas de Juárez y de todo el país.
“Lo que encontramos en la investigación es que ni en las ficciones te lo puedes imaginar, es increíble los niveles de corrupción y de debilitamiento de las fiscalías que se reflejaron en este caso”, afirma Woldenberg.
Un documental para no olvidar
“Desde la primera vez que escuché de Marisela Escobedo, sentí mucha admiración por ella, por lo que hizo, por su integridad, por su carácter y constantemente me preguntaba: ¿Yo hubiera tenido el valor de hacer lo que ella hizo? ¿Hubiera hecho lo mismo que Juan Manuel, hijo mayor de Marisela, si le hubiera pasado algo así a una de mis hermanas?”, señala Carlos Pérez, quien trabajó de la mano con el Centro de Derechos Humanos para las Mujeres en Chihuahua (CEDHEM).
Todo el documental está hecho con testimonios reales, con información recopilada de los registros periodísticos, con fragmentos de VHS’s rescatados de la casa abandonada de Marisela, de grabaciones levantadas en los lugares en donde ocurrieron los hechos e incluso la música fue hecha por mujeres que cantan para exigir justicia.
La música original fue interpretada por la Orquesta Sonoridad, conformada por 80 mujeres intérpretes y dirigidas por Josefa y Esperanza de Velasco.
De igual forma, uno de los temas fue compuesto por Marisol Hernández y La Santa Cecilia. Los créditos finales fueron musicalizados por Canción sin miedo, escrita por Vivir Quintana e interpretada a la par de Mon Lamerte. En esta versión se incorporan los nombres de Marisela y Rubí.
“Este documental es muy especial para mí pues expone un tema que estimo de vital importancia y urgencia para nuestra sociedad, y considero que llevarla a la pantalla de millones de personas por todo México puede ayudar a elevar este sentimiento de urgencia y poner sobre la mesa algunos de los muchos problemas que existen con nuestro sistema de justicia y la violencia de género en la sociedad mexicana. Es un asunto de vida o muerte“, explica Carlos Pérez.
Marisela Escobedo murió en tres ocasiones: una cuando mataron a su hija Rubí, otra cuando exoneraron al feminicida y finalmente cuando la asesinaron enfrente del mismísimo Palacio de Gobierno en Chihuahua.