“La Federación Internacional de Tenis (ITF) ha informado este lunes de que ha suspendido durante un período de nueve meses por dopaje al tenista, Marin Cilic” citaban hace casi un año los medios internacionales sobre la sanción que recibió el ahora campeón del US Open.
Tras una serie de investigaciones, el ITF aseguró que el croata había dado positivo por niketamida, tras analizar una muestra de orina del jugador con motivo de su participación en el Abierto de Munich, situación que lo alejó hasta el 31 de enero de este año de las canchas.
Marin no se dejo vencer por el sistema, comenzó a entrenar aún con su castigo a cuestas con Goran Ivanisevic, quien lejos de mejorar su tenis, su potencia y físico, lo hizo amar el deporte, disfrutarlo, lo cual sería la clave al final de este camino.
En su regreso logró ganar Delray Beach y Zagreb, para llegar a Nueva York, en el último Grand Slam de la temporada y conquistar a la Gran Manzana al vencer 6-3, 6-3 y 6-3 a Kei Nishikori para convertirse en el monarca del torneo.
Aseguran los románticos que este triunfo llegó gracias a que desde un principio Rafael Nadal no estuvo presente, que la eliminación de Roger Federer y Novak Djokovic le abrió el camino, pero la realidad es que su gran tenis y contundencia lo llevaron hasta el lugar de honor.