Linda se prepara para ir a ensayar con el Mariachi Femenil Amazonas en el Museo del Tequila, allá en el corazón de la música mexicana, en Plaza Garibaldi. Pone su mochila y el violín que tocará al final —o el inicio— de una jornada escolar. Ha acomodado sus horarios una y otra vez. No es nada fácil, pero hay algo que la impulsa y una de las razones está en la sororidad que canta con sus colegas mariachis.
La Asociación de Academias de la Lengua Española define como sororidad a “la agrupación que se forma por la amistad y reciprocidad entre mujeres que comparten el mismo ideal y trabajan por alcanzar un mismo objetivo”.
Hay otras definiciones que la colocan en el contexto de las problemáticas de género. Y se entiende que la sororidad —esa hermandad entre mujeres— intenta salir adelante en un sistema de desventajas, inequitativo y violencias que ha imperado por siglos.
El vivo reflejo de esta palabra lo encontramos en la música y el trabajo de cuatro jóvenes mariachis, mujeres del Mariachi Femenil Amazonas, cuya historia comienza más o menos así.
Cuatro mariachis Amazonas que cantan por la sororidad
En 2015, Alejandra Carballido recibió la invitación de la Comisión de Festejos de Plaza Garibaldi para participar en las festividades de Santa Cecilia —la celebración más importante del corazón de la música regional mexicana— y cuyo momento estelar es el concierto que se realiza el 22 de noviembre.
En aquel momento no había ningún grupo integrado completamente por mujeres, había mixtos. Y aunque ya lo había intentado, Alejandra Carballido vio en esta invitación la oportunidad perfecta para fundar una mariachi, que más tarde terminaría abriéndole la puerta a otras agrupaciones.
De esta manera, el Mariachi Femenil Amazonas inició su carrera el 22 de noviembre de 2015, con 12 integrantes y a este 2022 ha llegado a 19.
Entre ellas están: Sara Paola Ayala, Linda Carmen Vargas, Inés Aurora (Aury) Escalera y, claro, su fundadora Alejandra Carballido, quienes compartieron con Sopitas.com cómo es un día como mariachis.
Un día de ensayo con el Mariachi Femenil Amazonas
“Hay veces que no alcanzamos a desayunar. Llegamos corriendo con el pan, el licuado, nos damos un break o si ensayamos en la tarde, compramos un guisado y comemos juntas.
Cada mes cumple años una de nosotras y se hace una convivencia. Ha sido bonito ver cómo van creciendo los niños de las compañeras que son mamás y que van a los ensayos.
También vienen de muy lejos a ensayar, desde Toluca, Tláhuac o Tepotzotlán”.
Linda Carmen Vargas, estudiante de Química Farmacéutica Industrial, nos compartió que esto de ser mariachi es un poco complicado.
Es un trabajo que requiere de dedicación en los ensayos —que van de dos a tres horas y cuando hay un evento grande, de cinco a seis—, de acomodar los horarios de cada una de sus integrantes, de los viajes largos desde las periferias para llegar a Plaza Garibaldi, pero también de compartir momentos y salir todas adelante en un mismo proyecto.
Linda se encontró con este grupo de mujeres gracias a Alejandra Carballido. Ella ha sido una fuente de inspiración para cada una de las jóvenes, al menos con quienes platicamos —durante la entrevista, Sara, Linda e Inés no dejaron de mencionar lo mucho que Alejandra ha hecho por ellas al impulsarlas para que alcancen sus objetivos profesionales.
Violín, guitarra y voz
Sus caminos se cruzaron gracias a Alejandra. El de Inés Aurora (Aury), quien hace cinco años llegó de Oaxaca a CDMX para poder estudiar.
Y el de Sara Paola, chilanga y música de toda la vida que se integró al mariachi en 2019.
Las tres —Linda, Sara y Aury— han aprendido a desmenuzar la música regional mexicana a través de sus instrumentos: violín, guitarra y voz.
Las tres saben que el mariachi no es un “hobby” , sino una fuente de recursos que les ayuda a solventar sus gastos.
“Necesitaba un trabajo donde yo pudiera sacar lo de mi renta, lo del día a día y pues Alejandra me hizo un lugar ahí muy especial.
Fui hacer una audición, no tenía repertorio, pero vio las ganas que tenía de entrar y me abrió la puerta para iniciar esta nueva etapa de mi vida”.
Aury nos contó que además de ser violín tercero en Amazonas, es soldada auxiliar y pertenece a los grupos de la milicia —sí, los de Sedena— con los que también sale a tocar.
Su ingreso, por cierto, fue gracias a la práctica y el trabajo hecho en Amazonas.
Rompiendo límites
“Las mujeres mariachis están agarrando más poder dentro del gremio, ya somos más en número”, nos explicó Alejandra Carballido, quien consideró que ser mariachi no es lo mismo para una mujer que para un hombre.
Si en líneas anteriores leyeron que para las integrantes de Amazonas es un poco difícil definir los horarios de ensayo, muchas veces es porque las jóvenes tienen otras obligaciones además de ser mariachi: estudiantes, trabajadoras, madres de familia o que, simplemente, les toca encargarse de cosas del hogar y hasta llevar a sus hijos e hijas a los ensayos.
“Hay que tomar muchas cosas en cuenta. Las mujeres tenemos más responsabilidades, una carga más pesada y hay más trabas para hacerlo”, concluyó Carballido —quien se encarga de la guitarra, junto con Sara, en el mariachi.
Esa carga de responsabilidades extra que —por años— se les ha dado a las mujeres y que conecta con los obstáculos o prejuicios generados por cuestión de género.
Aún así, para Linda Vargas “que te pongan esos límites, una como mujer los debe ir rompiendo y que mejor que haciéndolo juntas”.
Abriendo caminos
Aunque es una persona joven, Sara Paola Ayala lleva toda su vida siendo mariachi y eso le ha permitido ver que puede pasar la estafeta a las siguientes generaciones de mujeres.
De hecho, el Mariachi Femenil Amazonas ya lo está haciendo. Después de su fundación otros dos grupos de mujeres surgieron en CDMX.
Se han llevado reconocimientos y aplausos no sólo en CDMX. Han crecido tanto que han llegado a tocar en Estados Unidos.
Y entonces, Linda lo resumió así:
“No te das cuenta de la responsabilidad que tienes hasta que estás en el escenario, porque ahora nos ha tocado que bajamos y niñas o chicas se acercan con nosotras y nos dicen ‘es que yo quiero estar con ustedes’ o ‘sueño con estar en un grupo como el de ustedes’. Y esa es una parte bien bonita, que estamos inspirando a las nuevas generaciones”.
“Mexicanísima”
Alejandra —fan de la adaptación que hizo Pepe Martínez de la pieza ‘Mexicanísimo’—ha hecho de todo. Ha diseñado los trajes del grupo, ha coordinado el mariachi y ha ayudado a sus compañeras para que alcancen sus objetivos profesionales, en la música.
“Doy gracias a Dios porque me ha permitido dar un paso más grande para mi carrera y aunque el gremio es difícil, las próximas generaciones no deben desanimarse”.
Con este mensaje, Aury se unió a la voz de Linda para concluir que este camino—de la mañana a la noche, de la escuela, la otra chamba a los ensayos, de las canciones de amor al agotamiento de una jornada completa y las serenatas— refrenda su vocación.
“Mi amor por México es muy grande y mi amor de ser mariachi lo es más”.
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Por acá compartimos las páginas de Instagram y Facebook del Mariachi Femenil Amazonas, por si quieren conocer más de su trabajo.
