Las elecciones presidenciales de 2018 están todavía a año y medio de distancia, pero desde hace algunos meses nos hemos tenido que “jambar” diversas campañas anticipadas rumbo a ‘la grande’, disfrazadas de ‘cambios de estrategia comunicacional‘, libros autobiográficos, además de artículos de portada en diversas revistas y espectaculares por doquier… Ya saben, por aquello de los tiempos electorales. El tiempo es relativo y lo que para la ciudadanía podría parecer una fecha lejana, para los potenciales candidatos está a la vuelta de la esquina.

El glosario del Instituto Nacional Electoral define los actos anticipados de campaña como aquellos que se lleven a cabo por precandidatos (electos o postulados), partidos políticos, coaliciones o agrupaciones políticas con la finalidad de promover el voto o que tenga mensajes alusivos al proceso electoral federal. De acuerdo con la doctora en ciencias sociales Jacqueline Peschard, “tener ambiciones políticas y expresarlas abiertamente es legítimo”, la bronca radica cuando lo hacen funcionarios que se valen de la infraestructura y recursos institucionales.

 Todavía no se ha dado el banderazo de salida rumbo a los comicios de 2018, pero algunos cuantos que se hacen en Los Pinos ya se adelantaron a los tiempos, valiéndose de los recovecos de la ley electoral. Según la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, el proceso electoral inicia en septiembre del año anterior de la elección y concluye una vez que el Tribunal Electoral califica los comicios.

La regulación sobre los actos anticipados de campaña obedecen a un ánimo que busca fomentar y  garantizar la equidad en la competencia. El problema, dice la regidora y ambientalista Verónica Mastretta, es que las reglas no quedaron bien establecidas en la ley, lo cual posteriormente se ha traducido en el mismo ‘piso disparejo’ de siempre y candidatos que se aprovechan de los vacíos para beneficiarse de los mismos, a través de “diferentes y creativas mañas”.

Según Mastretta, no tendría nada de malo que los aspirantes presidenciales se publicitaran mediante giras o conferencias… siempre y cuando este gasto no recayera sobre el erario (*cof cof Moreno Valle, Andrés Manuel, Margarita, ‘Niño Maravilla’ Anaya, Osorio Chong cof cof*).

Por ejemplo, después de que el INE ordenara retirar espectaculares y entrevistas del actual Gobernador de Puebla, que se destapó rumbo a la Presidencia el pasado 22 de septiembre, Rafael Moreno Valle acusó que se estaba violentando su libertad de expresión.

La deliberación de la autoridad electoral prohibe al mandatario hablar sobre los logros de su gestión y “expresiones que destaquen sus cualidades personales” y que pudieran posicionarlo con rumbo a las elecciones (¡ay, muchas cosas!). Moreno Valle reviró la determinación, y hasta la llevará al Tribunal Electoral, guareciéndose bajo el amparo de la libertad de expresión.

La sanción contra el Gobernador de Puebla representa un obstáculo para la libertad de expresión y al “libre despliegue de la política”, asegura la doctora Peschard, ya que la exposición de ideas y opiniones políticas no constituyen en sí un acto de promoción. En ese mismo canal, Ana Cristina Ruelas, directora de Artículo 19, opina que Moreno Valle tiene derecho a expresarse, trasmitir sus ideas a la ciudadanía y todo el numerito, pero que no se vale que lo haga a través de espacios pagados en la prensa disfrazado como contenido noticioso, además que no debería hacerlo con dinero público y ostentando el cargo de gobernador.

El consejero electoral Javier Santiago explicó en agosto pasado que el INE no puede reglamentar lo que puede o no puede hacer un aspirante presidencial, además de otros “vacíos normativos” antes de que inicie el proceso electoral, ya que invadirían las potestades del Poder Legislativo. Lo anterior fue referido por el consejero tras recibir las críticas del PAN y el PRI respecto al “proselitismo adelantado” del líder nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, quien desde 2015 aparece en todos los spots de su partido político.

Durante su entrevista con Carlos Loret de Mola, AMLO se refirió a sí mismo como presidente del Movimiento de Regeneración Nacional en lugar de como aspirante presidencial —aunque el comunicador insistió para que lo hiciera— y en lugar de hablar de su campaña electoral, se refirió a sus mitines alrededor de todo el territorio nacional como recorridos “para que no se apague la llama de la esperanza”. Una estrategia de moderación del lenguaje para evitar cualquier queja proveniente del INE.

Dicen que los extremos se tocan: Ricardo Anaya, presidente nacional del PAN y uno de los críticos más férreos de López Obrador, ha sido acusado por llevar a cabo las mismas prácticas utilizando los tiempos de su partido en radio y televisión para promocionar su imagen, además de recorrer el país con el pretexto de encontrarse con la “militancia azul”, en donde anuncian su llegada como la del “presidente Anaya”.
Este protagonismo ha sido criticado incluso por propios miembros del blanquiazul, quienes le han pedido que se destape como candidato presidencial y deje su cargo como su dirigente o se enfoque en sus labores al frente de la organización y deje de ser juez y parte en el proceso interno rumbo a 2018. El pasado 8 de diciembre, por ese lado, el INE ordenó al ‘Niño Maravilla de Atlanta‘ abstenerse de contratar cápsulas en medios de comunicación, toda vez que entre el 6 y 7 de diciembre se transmitieron 3 cápsulas del presidente del PAN ¡288 veces en siete estaciones de Grupo Radio Centro!

En fin, hay otros aspirantes presidenciales que son más cautos, de “buen” gusto y sutiles a la hora de promocionar su imagen rumbo a las elecciones de 2018 —¿verdad, Margarita?— telenovela, libro, y lo que se acumule, vehículos totalmente distintos a los terribles y tramposos espectaculares, spots y publirreportajes de los otros contendientes.

¿Pues a quién creen que engañan? A las autoridades, al parecer.

FOTOS: MEXSPORT, NOTIMEX

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