Así como en la cama, el fútbol seguramente se disfrutaría más si los involucrados en el cotejo dejaran de fingir y se pusieran a mover la(s) bola(s) como se debe.
Porque hasta un rictus de dolor se disfruta más cuando es producto de una patada sabrosamente dada… y no cuando se aplica las de Neymar, quien va al suelo más veces que un borracho en Garibaldi.
Pero bueno, el motivo de este post es que disfruten de este video que está cotorrón, así que disfrútenlo.