El apellido le echó la mano para ser reconocida y después de este 6 de junio, regresará a hacer su chamba en San Lázaro. En una competencia que, la neta, no estuvo nada apretada, Manuela Obrador, prima de AMLO, consiguió la reelección en su puesto como diputada federal por Chiapas.
Con todo y las polémicas que tuvo por registrarse como candidata de “representación indígena”.
De acuerdo con los datos más actualizados del PREP, Manuela Obrador recibió más del 70% de los votos y un total de 134 mil boletas llevaban marcado su nombre.
Gracias a esos resultados electorales, la morenista —obvio— asegura su asiento en la Cámara de Diputados. Al igual que en la Legislatura que se está terminando, será la representante del Distrito 1 del estado de Chiapas, que tiene su cabecera en Palenque.
De acuerdo con Buró Parlamentario, una plataforma que medía la postura política y asistencia de los legisladores, Manuela Obrador hizo el trabajo esperado.
Según la organización, la diputada asistió al 94% de las sesiones en las que debía estar presente. Sin embargo, no presentó muchos proyectos y su involucramiento parlamentario estuvo bastante bajito. Eso sí, de acuerdo con las votaciones registradas, votó A Favor en prácticamente todas las iniciativas presentadas por su prim… digo, por Morena.
La polémica por la candidatura indígena
Aunque ya es toro pasado después de su victoria apabullante en las casillas, recordemos que la candidatura de Manuela Obrador tuvo que pasar por tribunales.
La prima de AMLO se registró como aspirante a diputada bajo el concepto de “representación indígena”.
Su afiliación fue impugnada por la maestros de primaria en una comunidad chol de Chiapas. Sin embargo, a la hora de llegar a los juzgados le dieron la razón a Obrador. “La ciudadana cumple con la mencionada autoadscripción, al acreditarse vínculo con la comunidad indígena”, dijo el Tribunal Electoral.