Nos encontramos a pocos meses de que arranquen los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro 2016 y la situación política en Brasil no parece mejorar. El día de ayer, cientos de miles de brasileños, salieron a manifestarse pidiendo la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, quien asumió su segundo mandato en enero de 2015.

Esta sería la quinta manifestación a nivel nacional que ocurre en Brasil, después del caso Lava Jato (llamado así por el uso de diferentes negocios de lavado de autos) el cual investiga el lavado de dinero llevado a cabo por el gobierno de izquierda. Las investigaciones apuntan al expresidente, Luiz Inácio Lula de Silva, quien en marzo de este año, declaró acerca de los miembros de su institución quienes se veían involucrados en este acto de corrupción.

Esto ha llevado a la población de Brasil a manifestarse en contra del gobierno, uniendo a la mayoría de la población, sin importar su afiliación política.

“Hemos llegado al máximo de nuestra indignación. El caso del presidente Lula, que quiere librarse de la cárcel ocupando un ministerio, ha aumentado el número de indignados.”

“La gran diferencia entre esta y las anteriores manifestaciones es el gran número de personas presentes, que sobrepasa el millón. Esto refleja la situación crítica al que nuestra Brasil llegó.”

Afortunadamente, algunos políticos aún mantienen la confianza del pueblo, como el Juez Sergio Moro, quien lidera las investigaciones de la Operación Lava Jato.

Las calles se inundaron de pancartas, consignas irónicas y sobre todo, de la imagen de Lula con un traje de presidiario, mientras el pueblo de Brasil celebraba a su muy característica manera.

Aún no hay cifras oficiales, pero se cree que el número de manifestantes podría llegar a más del millón de personas. En Río de Janeiro, los organizadores de estas manifestaciones reportan el millón de personas, mientras que en Sao Paulo, se habla de 500 mil.

Estos movimientos, demuestran la inconformidad de la gente, quienes ya se hartaron de la corrupción de su gobierno:

“No creemos en el Gobierno. Ya tenemos muchas pruebas de que es corrupto. Si Brasil continúa así no avanzará. El Gobierno de Rousseff caerá dentro de poco. Veremos la caída del Ejecutivo en los próximos tres meses.”

Dilma Rouseff no ha hablado al respecto de las actividades de este domingo, pero el viernes pasado, aseguró que no renunciará, ya que obtuvo la presidencia bajo el margen de lo legal y de manera democrática:

“Brasil luchó muchos años para el restablecimiento del orden democrático, el funcionamiento adecuado de las instituciones y el pleno ejercicio de los derechos a la expresión y la manifestación democrática.”

En fin, aún faltan 5 meses para que den inició las Olimpiadas, pero la situación en Brasil no parece que se resolverá en tan poco tiempo.

Via: El Universal/El Cofidencial

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