En marzo de 2020, la SEP anunció la suspensión de las clases presenciales debido a la pandemia de COVID-19. Luego, inició la Jornada Nacional de Sana Distancia que envió a miles de trabajadoras y trabajadores a casa con el fin de evitar el aumento de los contagios. A partir de ese momento, también comenzó una travesía insólita, como en el caso de Georgina Curiel, una mamá soltera que ha tenido que sortear lo incierto para salir adelante junto con su familia.
Georgina vive en el sur de Ciudad de México. Tiene dos hijos: una peque de 10 años —que cursa el quinto año de primaria en una escuela privada— y un adolescente de 16.
Mamá, jefa y trabajadora de su propio hogar además de asistente de la Dirección General de una empresa, esos han sido los roles que Georgina Curiel ha desempeñado en un mismo espacio —en medio de la incertidumbre económica— durante casi un año.
Ser mamá durante la pandemia
Georgina nos regaló un cachito de su tiempo y aceptó platicar con Sopitas.com vía Zoom —entre los ladridos de su perro y un breve descanso en el horario laboral— para compartirnos cómo ha cambiado su cotidianidad y hablar acerca del significado de ser mamá durante la pandemia de COVID-19.
“Sí es estresante. Sí, de pronto te da ansiedad y hemos coincidido varias mamás que nos da como ansiedad tener que hacer muchas cosas al mismo tiempo”.
Al inicio de la cuarentena —o la Jornada Nacional de Sana Distancia que entró en vigor el 23 de marzo de 2020— Georgina resintió las primeras consecuencias de estar 24/7 en casa a cargo de la familia, de la casa y de la Dirección General de una empresa.
¿Cuáles fueron esas consecuencias? El insomnio, estrés y la ansiedad en el intento para equilibrar las labores en casa, el trabajo y cuidado de sus hijos. Todo al mismo tiempo.
Entre risas, la mamá de Santiago nos explicó: “De pronto era el trabajo, ya sonó el teléfono, ya me hablaron de los niños, ya ladró el perro, ya tocaron la puerta”.
Era un descontrol a todo lo que daba y que la llevó a temer incluso que sería despedida.
Afortunadamente eso no pasó. Pero los temores de Georgina no eran infundados, no al menos en una región (América Latina) donde miles de mujeres fueron despedidas de su trabajo y se estima que cerca de 118 millones estarán en situación de pobreza extrema, si los gobiernos no llevan a cabo programas fiscales para la recuperación de la fuerza laboral, de acuerdo con la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).
Sábado de pelis: mamá e hijos
Santiago y su hermana solían pasar las tardes, luego de salir del colegio, en casa de sus abuelos. Ya en la noche Georgina se reunía con ellos, revisaban las tareas y así terminaban el día.
Pero va de nuevo: la pandemia cambió toda la dinámica. Los abuelos “descansaron” de tener que cuidar a sus nietos y Georgina se hizo cargo de todo. Sin embargo, no sólo fue complicado para ella. Santiago también lo resintió.
“Inicialmente sí fue muy complicado, porque no estábamos acostumbrados a vernos todo el día, fue como un choque de tratar otra vez de reconocernos y aprender a respetar nuestros tiempos, que aunque estamos en casa, estamos trabajando, estamos estudiando, ese tipo de cosas que no se vive igual los fines de semana que son de descanso”.
Aquí, ella hizo una pausa y destacó dos cosas:
Los intentos de Santiago para adaptarse y sus intentos para darle un seguimiento a la educación de su hija.
¿Cómo? En el caso de Santiago, Georgina llegó a la conclusión de que a él le ha costado un poco más de trabajo adaptarse porque justo en la cuarentena le tocó el cambio de secundaria a prepa.
Santiago ahora cursa el segundo semestre en el Poli pero aún no conoce del todo a sus compañeros y compañeras y pues… las clases en línea no son suficientes.
Del otro lado de la moneda, su hermana —que también cambió de escuela, un poco porque la anterior no era flexible con los pagos de la colegiatura— ya hizo clic con sus nuevas amigas y sigue las clases de la mano de una profesora a la distancia.
Este es un pedacito de la vida cotidiana de la familia Curiel, que también ha adaptado su tiempo libre para compartir los sábados de pelis —con palomitas, cual cine en casa— y las labores de limpieza en casa.
“No te puedes rendir”
En julio pasado, la Asociación de Internet Mx publicó una encuesta hecha por el Equipo de Estrategia de OCC sobre el home office.
Y los resultados reflejaron un poco la situación de Georgina Curiel en el trabajo en casa. ¿Por? El 72% de las encuestadas consideró que trabajaban más haciendo home office.
“La mayoría de las trabajadoras tienen que enfrentar el reto no sólo de cumplir con su jornada y carga de trabajo habitual, sino que se le sigue atribuyendo la mayor responsabilidad de las tareas del hogar”, concluyó el informe.
El horario de Georgina es de 9 de la mañana a 6 o 6 y media —con una hora de comida— peeeeeeeeero, en home office ella trabaja hasta una hora más y, por las mañanas, suele conectarse para adelantar cosas de la chamba.
Sin embargo, a pesar del estrés, Georgina nos dijo que no puede, ni debe bajar los brazos.
“No te puedes rendir porque tienes ahí dos hijos que tienen que salir adelante”.
La mamá de Santiago una de las trabajadoras que cuenta con el “privilegio” de hacer home office, pues hay otras mujeres que trabajan en la informalidad y arriesgan su seguridad porque —al igual que Georgina— debe sacar adelante a su familia.
De acuerdo con la Cepal, los obstáculos para que las mujeres puedan sostener sus gastos están en la brecha salarial, los mismos empleos informales y la sobrerrepresentación en los hogares así como el desempleo.
“A seguirle”
A pesar de los difícil que ha sido este proceso de adaptación —y como mamá soltera tener que afrontar los gastos, encargarse todos los días de lo que surja en casa y ser la guía de sus hijos—, Georgina concluyó que no se puede dar el lujo de decir, pensar “ya no puedo”.
La solución, para ella, ha sido tomar breves descansos que le den un respiro y a seguirle —incluso hasta en una temporada probó salir en su auto a dar unas vueltas para tener un espacio sola, con ella misma sin tener que ir a ningún sitio, sólo recorrer las calles y despejarse.
“Sí me desespero, respiro profundo y a seguirle, a veces me hago un café, ¿no? Tomo un cafecito como para desestresarme pero hay tantas cosas de compromisos, de pagos, de todo, que no te puedes dar el lujo de decir ‘ya no puedo’, te tomas un descanso y continúas”.
Lejos de romantizar su situación como mamá soltera, al final de nuestra charla, la mamá de Santiago reflexionó sobre el papel de las instituciones y los colegios para ayudar a las familias durante la pandemia. ¿Cómo?
Mediante la extensión de los pagos de la colegiatura, ¿qué tal que los colegios se animan y extienden cada plazo hasta los días 30? Un poco para que las mamás y los papás alcancen a juntar las dos quincenas para los pagos.
Otra opción pudieran ser los descuentos. Si en estos momentos las instalaciones de los colegios no se usan, tal vez las direcciones podrían descontar el dinero que se necesita para el mantenimiento diario.
Georgina está consciente de que todos y todas necesitamos sobrevivir, ella como jefa de familia, los profesores y las profesoras así como otros papás y mamás.
Generar una cadena de ayuda, nos impulsaría un poco hasta de manera económica.
La playa
Mirando a futuro, cuando México llegue a Semáforo Verde, lo primero que hará la familia Curiel será ir a la playa.
“La extrañamos mucho… cada año hacíamos uno o dos viajes a la playa, era como de ley, mis hijos y yo, entonces, cuando se pueda, yo creo que lo primero que vamos a hacer es irnos a la playa”.