En 2012, la maestra Elba Esther Gordillo, entonces lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), desarrollaba un proyecto faraónico de la mano del arquitecto Enrique Norten, llamado “La Ciudad del Conocimiento”. En este recinto, la maestra Gordillo planeaba exhibir obras de su colección personal de arte en una galería dedicada al pintor guanajuatense Diego Rivera. El plan nunca llegó a concretarse. La fundadora del Partido Nueva Alianza fue capturada en febrero de 2013, acusada de desviar más de 2 mil millones de pesos del sindicato.

Después de su detención, Elba Esther solicitó a Luis Antonio Lagunas Gutiérrez, su apoderado legal, encontrar las obras de arte e iniciar un proceso legal ante el Tribunal de Justicia de la Ciudad de México para que el SNTE y el Comité de Transparencia trataran de acreditar la propiedad de las mismas. Una movida para tratar de ocultar su rico muestrario cultural y hacer que el procedimiento pasara inadvertido. En mayo de 2014, la Procuraduría General de la República aseguró quince cajas con 16 pinturas y una escultura en una bodega ubicada en Santa Fe. El plan de Elba Esther no llegó a buen puerto y los bienes fueron incautados por la PGR.

Foto: Notimex

De acuerdo con el periódico Reforma, la procuraduría, entonces dirigida por Jesús Murillo Karam, entregó el material al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) para su resguardo y conservación hasta que se determinase su destino legal. En octubre de 2015, el INBA decidió restringir por doce años toda la información referente a la colección artística de la maestra Gordillo debido a que estos datos forman parte de una investigación en curso. En pocas palabras, los detalles y el destino del acervo artístico de la exlideresa magisterial se mantendrán como un secreto al menos por una década más. Así las cosas, así la vida.

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