A una semana de realizarse las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente, el presidente venezolano hace lo dictatorialmente posible para que éstas se realicen con “normalidad”. Para no perder costumbre, la medida que ha tomado luce manchada y le ha acarreado un buen número de críticas (más)… pero el mandatario vuelve a demostrar que, ante la adversidad, lo mejor es ponerse guapachoso.

Con escasos días de vida, el Tribunal Supremo “paralelo” ya está en la mira de Nicolás Maduro. Luego que el viernes pasado la oposición nombrara a 33 magistrados para dar forma a dicho Tribunal, el líder de la República Bolivariana reaccionó ordenando la detención del jurista Ángel Zerpa.

 

El Tribunal paralelo era una forma de desafiar al aparato estatal controlado por el chavismo. Y decimos “era”, ya que después de la aprehensión de Zerpa (y el congelamiento de sus cuentas y retención de bienes) Maduro confirmó que su objetivo es apresar “uno a uno” a todos los juristas que conforman el Tribunal “en la sombra” que designó el Parlamento venezolano, el cual –recordemos– desde enero de 2016 está controlado por mayoría opositora… razón más que suficiente para ser declarado en desacato desde octubre por el Tribunal Supremo de Justicia.

De acuerdo con El País, el motivo de la detención de los magistrados sería -entre otros delitos- la usurpación de funciones. “¡Se ordenó al Sebin buscar y detener a los recién nombrados magistrados del TSJ! ¡Y a los detenidos ponerlos a la orden de la Fiscalía Militar!”, denunció el dos veces candidato presidencial, Henrique Capriles.

Para los opositores al gobierno de Maduro, esta nueva acción es una continuación del golpe de Estado asestado contra la Asamblea Nacional y la Constitución, ya que el presidente nuevamente está intentando acaparar todo el poder. “Todos van a ir presos y a todos les van a congelar los bienes, las cuentas y todo, y nadie los va a defender”, advirtió el presidente en su programa semanal… claro, después de mostrar su lado más temible, aseguró que está dispuesto a dialogar para llegar a un acuerdo “en función de los intereses de Venezuela”.

Y bueno, después de darle muerte a uno más de tantos intentos de la oposición para desafiar su gandalla poder, Maduro se acordó que un “espontáneo” quiso darle sabor a su convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente, cuyas elecciones se celebrarán el próximo domingo, y así fue como le quedó.

 

Maduro podrá decir que no hay crisis en Venezuela… pero abominaciones como la que escuchamos apuntan lo contrario. Pero mejor ni criticamos, porque aquí no andamos tan alejados.

 

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