Recuerdo que cuando tenía 14 años jodí le insistí a mi madre durante meses para que mi regalo de cumpleaños fueran unos Converse. Por suerte mi táctica funcionó tan bien, que me regalaron dos pares. Hasta la fecha mi familia se burla de mi porque usé mismo tenis rojos, diario hasta que entré a la universidad. Para mi eran lo máximo, no se me podía ocurrir algo más genial que mis tenis rotos, sucios, rallados, destrozados por el constante uso. Y mientras más viejos estaban más geniales me parecían, era una extensión de mi personalidad, un lugar donde se quedaban los recuerdo de salir sin rumbo con mis amigos, irme de pinta y ser lo que yo consideraba cool.
Quienes se hayan sentido identificado con el párrafo anterior seguro entenderán por qué a alguien le puede emocionar una exhibición como “Made By You”, en la que 120 fotografías y algunas proyecciones nocturnas muestran los clásicos Chuck Taylor intervenidos o destrozados por personajes de todo el mundo como Patti Smith, Andy Warhol o Juliana Lazzaro. Una exposición así puedes parecer poco, pero yo sé en alguna parte mi subconsciente que mi amor adolescente por estos tenis se remonta a la época en la que descubrí a Nirvana, y Kurt Cobain me parecía la persona más maravillosa de la tierra, porque nada parecía importarle y podía hacer cantar a miles de personas mientras usaba unos jeans rotos y unos tenis tan viejos como esos que mi mamá odiaba que me pusiera.
Por eso resulta interesante y (para los más nostálgicos) muy emocionante ver el resultado del uso o la creatividad sobre pares de tenis que fueron recolectados en Nueva York, Londres, Boston, Los Ángeles, Shanghai, Amsterdam, Pekín, Sao Paolo París, Berlín y Tokio engalanando desde el 6 de marzo y hasta hoy 10 de marzo, la siempre activa avenida Álvaro Obregón.
Y por si piensan que mi entusiasmo es inventado, a mis 26 años éste es el último par de tenis que me compré:
